Secretario de Estado adjunto de EE.UU.: "Tenemos que dejar de lado la narrativa de que Kosovo es Serbia"
El secretario de Estado Adjunto para los Balcanes Occidentales y enviado especial de Estados Unidos para Kosovo, Gabriel Escobar, afirmó que ha llegado el momento de abandonar la idea de que Kosovo forma parte de Serbia.
"Creo que tenemos que dejar de lado la narrativa de que Kosovo es Serbia y pasar a la narrativa de que Kosovo y Serbia son Europa. Tienen un futuro común, y ese futuro se aleja rápidamente de los problemas de la década de 1990 y se acerca rápidamente a las oportunidades del siglo XXI", declaró Escobar en una entrevista con el canal de televisión balcánico N1.
Según el funcionario estadounidense, el "siglo XXI será para esta región un siglo de oportunidades económicas, en el que los Balcanes Occidentales se convertirán en un motor de crecimiento para todo el continente europeo". "Con el tiempo van a tener una buena relación con Kosovo", añadió. "La realidad es que van a estar vinculados eventualmente a través de las relaciones económicas regionales".
El enviado no quiso aclarar si es habitual que Kosovo concentre fuerzas policiales y militares en la frontera entre la autoproclamada república de Kosovo y Serbia. Las unidades especiales de los Hammers de Kosovo, fuertemente armadas, se concentran en la parte norte del territorio, donde viven los serbios étnicos, y pasan por la ciudad a diario.
"Las fuerzas policiales deben estar ahí para dar confianza a la gente de que velan por la seguridad y la protección de la población", dijo Escobar. "Tenemos una relación muy estrecha con las fuerzas de seguridad de Kosovo".
Al poco, la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, María Zajárova, comentó las palabras del subsecretario de Estado en su canal de Telegram. "Es hora de olvidar que Kosovo es Serbia, declararon en el Departamento de Estado estadounidense. NUNCA", escribió, acompañando la publicación con banderas de Rusia y Serbia.
Las tensiones en la frontera entre Kosovo y Serbia se intensificaron cuando Pristina se preparaba para implementar una controvertida ley que exige a los serbios que viven en el territorio en disputa reemplazar a partir del 1 de agosto sus registros de vehículos emitidos por Serbia con placas de Kosovo. Estas medidas fueron calificados por el presidente serbio, Aleksandar Vucic, como un ataque contra la población serbia que vive en el norte de la provincia autónoma de Kosovo y Metojia.