Enfrentamientos mortales en Libia mientras crece el temor de una nueva guerra

Violentos enfrentamientos armados han estallado este sábado en la capital libia, Trípoli, entre milicias y grupos leales al Gobierno interino, informa Al Arabiya. En la ciudad se han registrado disparos y explosiones, y algunos barrios están envueltos en llamas. 

De acuerdo con el Ministerio de Sanidad del país, por el momento al menos 23 personas murieron y 140 resultaron heridas.

El conflicto empezó cuando los combatientes que apoyan al nuevo primer ministro elegido por el Parlamento, Fathi Bashaga, comenzaron a avanzar hacia el centro de la capital para derrocar el Gobierno interino dirigido por Abdul Hamid Dbeibah, que por su parte anunció una movilización general. Además, el presidente del Consejo Presidencial, Mohamed Menfi, interrumpió su visita oficial a Túnez y regresó a Trípoli. 

Se informa de que se vio un enorme convoy militar con decenas de vehículos armados de partidarios de Bashaga dirigiéndose desde la ciudad de Misrata hacia la capital. 

¿Qué está pasando en Libia?

Libia arrastra años de guerra civil y turbulencias políticas tras la intervención de la OTAN. El país se ha visto afectado por un conflicto interno desde la muerte de Muammar Gaddafi en 2011, suceso que provocó la aparición de gobiernos rivales. La administración con sede en el este tiene el apoyo del comandante militar Khalifa Hifter, mientras que la administración respaldada por la ONU tiene su sede en la capital, Trípoli.

Después de que las elecciones presidenciales y parlamentarias no se lograran celebrar el pasado 24 de diciembre, el Parlamento del este decidió que el mandato del Gobierno de Unidad Nacional de Abdul Hamid Dbeibah había expirado y nombró el 10 de febrero a Fathi Bashagha para reemplazarlo.

Sin embargo, Dbeibah se niega a abandonar el poder, al considerar que solo su gabinete tiene la autoridad para preparar las elecciones. El político insiste en que entregaría el poder solo a un gobierno electo de manera legal. La sociedad, por su parte, no tan solo está descontenta por la crisis política, sino también por la escasez de electricidad y el aumento de los precios del combustible y el pan.