Los expertos de The Economist creen que las sanciones occidentales antirrusas no resultaron ser tan efectivas como se esperaba, según el artículo. "Es preocupante que, hasta ahora, la guerra de sanciones no vaya tan bien como se esperaba", escriben.
El artículo examina el conflicto económico sin precedentes desde la década de 1940 y evalúa la efectividad de las restricciones impuestas después del inicio de la operación militar de Rusia en Ucrania, cuyo éxito, según los autores, determinará "la capacidad de las democracias liberales para proyectar el poder en todo el mundo, incluso contra China".
Lista de restricciones
Desde febrero, Estados Unidos, Europa y sus aliados han introducido un volumen sin precedentes de prohibiciones. Algunas de las medidas aprobadas son:
- La congelación de la mitad de las reservas de divisas de Rusia por un monto de 580.000 millones de dólares;
- Los intentos de expulsar a los grandes bancos rusos del sistema de pago global;
- El rechazo de Estados Unidos al petróleo ruso y el embargo de la UE que entraría en vigor en febrero;
- La prohibición de la compra de algunas tecnologías, por ejemplo, motores, chips y otras por parte de empresas rusas;
- La congelación de los activos de oligarcas y funcionarios o incluso la prohibición de su entrada a países.
El objetivo a corto plazo, según The Economist, ha sido desencadenar una crisis de liquidez y balanza de pagos en Rusia que dificultaría la financiación de la operación militar en Ucrania. Y a largo plazo, debilitar la capacidad de producción y la sofisticación tecnológica de Rusia.
Los expertos apuestan que, en tres a cinco años, el aislamiento de los mercados occidentales conduciría al caos en Rusia. Para 2025, una quinta parte de los aviones civiles podrían ser retirados del servicio debido a la falta de piezas de repuesto. Los consumidores extrañarán las marcas occidentales, muchos se irán de la Federación de Rusia, pronostican.
Los resultados actuales
Los autores reconocen que el mundo ya no es unipolar, y que Occidente ha disminuido su utilización de la fuerza militar desde las guerras de Irak y Afganistán para mantener su estatus. Las sanciones parecían ofrecer una respuesta "al permitir a Occidente ejercer su poder". Pero, el embargo ruso llevó las sanciones a un nivel nuevo, buscando dañar la onceava economía más grande del mundo, una de las mayores exportadoras de energía, cereales y otras materias primas.
Después de la crisis, el sistema financiero de Rusia se ha estabilizado y el país está encontrando nuevos proveedores para algunos tipos de importaciones, incluida China. Según las estimaciones actuales, el PIB de Rusia se contraerá un 6 % en 2022, lo que es mucho menos que la caída del 15 % que muchos esperaban en marzo.
Mientras tanto, en Europa, la crisis energética podría desencadenar una recesión. Los precios del gas natural aumentaron otro 20 % esta semana, ya que Rusia redujo los suministros.
¿Por qué falla el plan occidental?
The Economist destaca que existen ciertos costos de las sanciones. Se trata, en primer lugar, del lapso temporal. Se tardan años en bloquear el acceso a las tecnologías.
Otro punto clave es el hecho de que el embargo total o parcial no es respetado por más de 100 países con el 40 % del PIB mundial. La mayoría de los países no están dispuestos a imponer políticas occidentales.
El ejemplo de China y sus tensas relaciones con Taiwán es indicativo. Occidente podría confiscar reservas de China por un valor de 3 billones de dólares, y bloquear el acceso a sus bancos. Pero, al igual que Rusia, es poco probable que la economía de China se derrumbe. Y el Gobierno en Pekín puede tomar represalias.
- Actualmente, Europa enfrenta una crisis energética que comenzó luego de la implementación de sanciones contra Moscú, y que está provocando un importante daño a su economía.
- La situación se agudiza con un nivel de inflación muy alto en la UE.
- Al mismo tiempo, las empresas de EE.UU. que salieron de Rusia buscan continuar negocios a través de Turquía. Tratando de eludir las sanciones antirrusas, las compañías estadounidenses proponen a sus contrapartes turcas llevar negocios en conjunto a cambio de una determinada comisión.