El primer ministro del estado alemán de Sajonia, Michael Kretschmer, admitió este sábado en una entrevista para el diario Die Welt la necesidad de adquirir el gas ruso, al tiempo que advirtió que Alemania no podrá librarse de esa dependencia hasta dentro de una década.
"¡Claro que necesitamos el gas ruso!", expresó el jefe regional al indicar que el fin del conflicto en Ucrania abrirá la posibilidad de retomar el comercio del combustible azul con el país euroasiático. Kretschmer señaló que "se pueden cambiar muchas cosas" en el sector energético, pero insistió que "hará falta una década" para lograr esa independencia.
Asimismo, admitió que Alemania no podrá soportar la actual crisis energética durante un largo período de tiempo. "Ya vemos que, con estas subidas de precios, la base económica de nuestra producción se derrumba. En [el estado de] Sajonia-Anhalt, las primeras fábricas que producían nitrógeno están paradas", apuntó, al agregar ese problema se podrá ver muy pronto en todos los demás sectores de la economía.
Kretschmer también abogó por explorar la posibilidad de elaborar proyectos propios de extracción de petróleo y de gas natural mediante la fracturación hidráulica. "No tiene sentido para nadie que compremos gas de 'fracking' a Estados Unidos, pero no extraigamos nuestras propias reservas", cuestionó.
Al ser preguntado sobre una de sus más recientes declaraciones sobre la "congelación" del conflicto en Ucrania, indicó que tiene "una visión muy responsable y también diferenciada de este conflicto".
Estos llamados a sentarse a la mesa de negociaciones han sido un blanco de fuertes críticas por parte del embajador ucraniano saliente en Berlín, Andréi Mélnik, quien, tras ello, le retiró su invitación a visitar Kiev. "Con su absurda retórica sobre la congelación de la guerra, está haciendo el juego a Putin y alimentando la agresión de Rusia", aseveró el diplomático. "No eres deseado. Punto y aparte", agregó.
Anteriormente, Kretschmer afirmó que su país no podrá prescindir de los suministros gasísticos rusos en los próximos cinco años e instó a tener más pragmatismo ante "una amarga realidad", tachando de "absurda y peligrosa" la idea de aislar al país euroasiático de forma permanente o no volver a cooperar con él.