En medio de estrictas medidas de seguridad, el Gobierno japonés organizó este martes el funeral de Estado en honor al ex primer ministro Shinzo Abe, quien fue asesinado a tiros mientras pronunciaba un discurso de campaña en julio, informa The Japan Times.
Unas 4.300 personas, incluidos legisladores y autoridades tanto locales como extranjeras, asisten a la ceremonia en el estadio Nippon Budokan de Tokio. La vicepresidenta de EE.UU., Kamala Harris, los primeros ministros de Australia, Anthony Albanese, de la India, Narendra Modi, y de Corea del Sur, Han Duck-soo, se encuentran entre los dignatarios extranjeros que asistieron al funeral de Estado.
Alrededor de 20.000 policías fueron movilizados en la capital para garantizar la seguridad, puesto que se convocaron protestas en rechazo a la ceremonia, objeto de fuertes críticas por parte de la opinión pública. Muchos piensan que Abe no merece un funeral financiado por los contribuyentes debido a los escándalos que caracterizaron su administración.
La controversia
Es la segunda vez que un ex primer ministro es honrado con un funeral de Estado bajo la Constitución actual de Japón, después del realizado en 1967 en honor a Shigeru Yoshida. Tradicionalmente, estas ceremonias se organizan conjuntamente entre el Gobierno y el respectivo partido político, pero el jefe del Ejecutivo, Fumio Kishida, decidió realizar la ceremonia unilateralmente sin aprobación del Parlamento.
La decisión ha sido criticada por una serie de razones, como la aparente falta de una base legal para realizar la ceremonia y el factor económico. El Gobierno explicó que el acto costará unos 1.600 millones de yenes (alrededor de 11,1 millones de dólares), cuya suma cubrirá únicamente el Estado, mientras el Partido Liberal Democrático (PLD), al que pertenecía Abe, no asumirá responsabilidades al aspecto.
Kishida argumentó su decisión apoyándose en una ley sobre la gestión gubernamental de ceremonias nacionales que le otorga la autoridad para celebrar un funeral de Estado. Pero algunos legisladores opositores rechazaron las explicaciones del primer ministro y amenazaron con boicotear el acto.
La Iglesia de la Unificación
Además, en las últimas semanas han surgido más detalles de la supuesta conexión de Abe y los legisladores del PLD con la Iglesia de la Unificación surcoreana, acusada de recaudar enormes donaciones de sus seguidores 'lavándoles el cerebro', reporta AP.
El autor del asesinato de Shinzo Abe admitió plenamente su culpabilidad, argumentando que sentía rencor hacia el ex primer ministro porque creía que el político estaba relacionado con dicha iglesia, que "arruinó" a su madre y "provocó serios problemas" a su familia.