El exsecretario general de la OTAN Anders Fogh Rasmussen, que se encuentra de visita en Taiwán, afirmó este jueves que los países democráticos deben trabajar juntos para mostrar a China las "graves consecuencias económicas" que le acarrearía un ataque contra la isla, que Pekín reclama como parte de su territorio.
"Cualquier intento de China de cambiar el status quo en Taiwán por la fuerza debería provocar una respuesta igualmente unificada", reclamó Rasmussen, insistiendo en que esto se lo deben "dejar claro a China". "Explicar las graves consecuencias económicas de cualquier ataque ahora sería un poderoso elemento disuasorio", recalcó.
Por otra parte, el exjefe de la Alianza Atlántica relacionó este conflicto con el de Ucrania y Rusia, razón por la que —sugirió— el presidente Xi Jinping debe estar atento a su desarrollo. En ese sentido, aseguró que "todos aquellos que creen en un Taiwán democrático y en un orden internacional basado en reglas deben trabajar para garantizar que Ucrania prevalezca", al tiempo que añadió que "corresponde al pueblo de Ucrania y al pueblo de Taiwán decidir su propio futuro, por lo que el mundo libre" debe darle su "apoyo".
"China depende mucho más de las cadenas de suministro globales que Rusia", recordó Rasmussen, por lo que insistió en llamar la atención de Pekín sobre las sanciones "integrales" a las que estaría expuesta.
Por último, el funcionario danés aseguró que las naciones europeas deberían unirse a los ejercicios militares realizados por las fuerzas taiwanesas.
Un conflicto creciente
La visita oficial de tres días a Taipéi que Rasmussen inició este martes es la primera que un exsecretario general de la OTAN realiza a ese territorio. Su llegada tiene lugar en medio de las tensiones entre Pekín y Washington, que se agravaron cuando en el pasado mes de agosto China condenó la llegada a Taiwán de la presidenta de la Cámara de Representantes de EE.UU., Nancy Pelosi, e inició maniobras militares combinadas alrededor de la isla.
Desde 1949, Taipéi se autogobierna con una administración propia, aunque Pekín considera que es una parte irrenunciable de su territorio. La mayoría de los países, incluida Rusia, reconocen a la isla como parte integral de China. Pese a que EE.UU. no considera formalmente a Taiwán como un país independiente, se reserva el derecho a mantener relaciones especiales con Taipéi.