El Gobierno de Brasil despidió a 54 funcionarios que laboraban en instancias relacionadas con asistencia a pueblos indígenas, luego de revelarse una crisis humanitaria en estas comunidades.
En concreto, según fue publicado en dos boletines del Diario Oficial de la Unión, fueron cesados de sus cargos 11 coordinadores regionales de la Secretaría de Salud Indígena (Sesai) del Ministerio de Salud y 43 líderes regionales y nacionales de la Fundación Nacional de los Pueblos Indígenas (Funai), entre los cuales hay 13 militares.
Aunque el Ministerio de Salud señaló que estos despidos son parte del proceso natural del cambio de Gobierno, estas bajas ocurren luego de la visita del presidente del país, Luiz Inácio Lula da Silva, el pasado sábado al pueblo yanomami, en el estado de Roraima, y después de que se declarara la "emergencia de salud pública de importancia nacional" en ese territorio indígena.
Tras la visita, Lula acusó al Gobierno de su predecesor, Jair Bolsonaro, de haber cometido genocidio contra el pueblo yanomami.
"Más que una crisis humanitaria, lo que vi en Roraima fue un genocidio. Un crimen premeditado contra los yanomamis, cometido por un Gobierno insensible al sufrimiento del pueblo brasileño", manifestó.
Por su parte, el Ministerio de Salud informó, en una nota de prensa, que desde el pasado lunes 16 de enero, equipos de esa cartera estatal que han visitado a los yanomami, se han encontrado "con niños y ancianos en grave estado de salud, con desnutrición severa, además de muchos casos de malaria, infección respiratoria aguda y otros problemas".
Bajo la nueva administración de Lula, por primera vez, Sesai y Funai estarán liderados por indígenas. En el caso de la fundación, esta dejará de depender del Ministerio de Justicia, para formar parte de la nueva cartera de Pueblos Indígenas.