¿Qué consecuencias tendrá el restablecimiento de las relaciones entre Irán y Arabia Saudita?
El acuerdo entre Irán y Arabia Saudita para reanudar sus relaciones diplomáticas, rotas desde 2016, se ha logrado gracias a la mediación de China y es un gran fracaso para Washington, que parece estar perdiendo su influencia en Oriente Medio, afirman varios expertos.
La medida anunciada este viernes, en el marco de la cual Teherán y Riad han acordado reabrir las embajadas y reanudar la cooperación en materia de seguridad y en ámbitos como el de la economía y el comercio, podría tener consecuencias en los esfuerzos de EE.UU. para aislar económicamente a Irán, su antiguo enemigo, mediante sanciones.
Según el analista principal para Irán en International Crisis Group, Naysan Rafati, no está claro si los resultados serán buenos para EE.UU. "El inconveniente es que en un momento en el que Washington y los socios occidentales están aumentando la presión contra la República Islámica, Teherán creerá que puede romper su aislamiento y, dado el papel de China, recurrir a la cobertura de las grandes potencias", afirmó.
Cabe destacar que en la declaración conjunta emitida por Irán, Arabia Saudita y China, los dos países islámicos expresaron su gratitud a Pekín por acoger las conversaciones. "Se trata de una victoria para el diálogo y una victoria para la paz, que proporciona buenas noticias e importantes, y envía señales claras al turbulento mundo actual. Ucrania no es el único problema de este mundo. Hay muchas otras cuestiones relacionadas con la paz y la subsistencia de la gente que requieren la atención de la comunidad internacional", declaró a los periodistas Wang Yi, director de la Oficina de la Comisión Central de Asuntos Exteriores del Comité Central del Partido Comunista de China.
"Una bofetada a la Administración Biden"
Al mismo tiempo, se cree que el mayor fracaso para Washington es el papel de Pekín como mediador en las conversaciones exitosas en una región donde los estadounidenses llevan mucho tiempo promoviendo su influencia. "Esto se interpretará, probablemente y correctamente, como una bofetada a la Administración Biden y como una prueba de que China es la potencia ascendente", dijo Jeffrey Feltman, ex alto funcionario de EE.UU. y de la ONU y actual miembro del 'think tank' Brookings Institution.
Por su parte, el director del programa para Oriente Medio del 'think tank' estadounidense Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), Jon Alterman, también señala que la participación de China refuerza su influencia creciente, lo que contribuye a la narrativa de una presencia mundial estadounidense cada vez menor. "El mensaje no tan sutil que envía China es que, si bien EE.UU. es la potencia militar dominante en el Golfo, China es una presencia diplomática poderosa", afirmó.
De hecho, las naciones de Oriente Medio reconocen el fortalecimiento de sus relaciones con el gigante asiático. Así, el canciller saudita, el príncipe Faisal bin Farhan al-Saud, declaró a principios de esta semana en Londres (Reino Unido) que China es el mayor socio comercial de Riad, al igual que la mayoría de países. "Para nosotros, China es un socio importante y valioso en muchos ámbitos. Mantenemos excelentes relaciones de trabajo en muchos sectores. Pero como hemos dicho y repetimos siempre, miraremos por nuestros propios intereses. Y los buscaremos en el occidente y en el este", subrayó.
En este sentido algunos expertos se preguntan si este logro de Pekín podría convertir China en el principal jugador diplomático en el mundo. Trita Parsi, vicepresidente ejecutivo de Quincy Institute, calificó el acuerdo de "buena noticia para Oriente Medio", añadiendo que China se ha convertido en "un actor que puede resolver disputas en lugar de limitarse a vender armas a las partes en conflicto".
"La cuestión es si se trata de una señal de lo que pasará en el futuro. ¿Podría ser un precursor de un esfuerzo de mediación de China entre Rusia y Ucrania cuando [del presidente] Xi [Jinping] visite Moscú?", declaró Daniel Russel, el principal diplomático estadounidense para Asia Oriental bajo la presidencia de Barack Obama.
Reacción de la Casa Blanca
Mientras tanto, las autoridades estadounidenses ya han reaccionado a la inesperada noticia. Así, según el portavoz de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, "si este acuerdo puede mantenerse, independientemente de cuál fuera el interés o de quién estuviera sentado en la mesa", y se puede poner fin al conflicto en Yemen, que se encuentra sumida desde 2014 en una guerra civil protagonizada por los hutíes, respaldados por Irán, y los zaidíes, apoyados por Arabia Saudita, "en última instancia EE.UU. estará contento por ello".
Además, Kirby trató de rebajar la importancia del acontecimiento, subrayando que Washington también trabajaba en la desescalada a través de su propia "combinación eficaz de disuasión y diplomacia".
Subrayó que su país seguía de cerca el comportamiento de Pekín en Oriente Medio y en otras regiones. "En cuanto a la influencia china allí o en África o América Latina, no es que tengamos los ojos cerrados. Ciertamente seguimos observando a China mientras intenta ganar influencia y puntos de apoyo en otras partes del mundo en su propio interés egoísta", dijo.
A su vez, el jefe del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes del Congreso de EE.UU., Michael McCaul, también rechazó el papel de China como mediador de paz, asegurando que "no es una parte interesada responsable y no se puede confiar en ella como mediadora justa o imparcial".
Un hecho peligroso para Israel o una victoria diplomática iraní
Otra parte que podría verse afectada por este acercamiento es Israel, que considera a Riad un socio potencial. El ex primer ministro israelí, Naftali Bennett, está convencido de que el acuerdo representa "un golpe crítico a los esfuerzos para construir una coalición regional" contra Teherán.
El restablecimiento de los lazos entre dos países islámicos fue duramente criticado por parte de Bennett, que acusó de esto al Gobierno actual de Benjamín Netanyahu. "El restablecimiento de relaciones entre los sauditas e Irán es un hecho grave y peligroso para Israel y representa una victoria diplomática iraní [...] Se trata de un fracaso asombroso del Gobierno de Netanyahu y es el resultado de una combinación de negligencia diplomática, debilidad general y conflicto interno en el país", tuiteó.
Mientras tanto, un alto funcionario israelí que acompañó a Netanyahu a Italia el viernes intentó culpar al Gobierno anterior y a la Administración Biden. "Había una sensación de debilidad estadounidense e israelí, por lo que Arabia Saudita recurrió a otros canales", dijo, señalando que los miembros del Gobierno anterior deberían preguntarse por qué las conversaciones entre Irán y Arabia Saudita comenzaron durante su mandato en 2021.