Más de 1,5 millones de manifestantes han salido a las calles de toda la Francia este jueves, en una nueva jornada de protestas nacionales contra la reforma previsional del Gobierno de Emmanuel Macron aprobada hace una semana.
Varios centenares de manifestantes vestidos de negro rompieron cristales y mobiliario urbano durante las protestas en París. Algunos dañaron tiendas y atacaron cafeterías, así como también lanzaron un "artefacto incendiario" contra un banco, según la Policía.
Además, tiraron piedras y botellas contra las fuerzas de la orden e incendiaron papeleras. Ya se produjeron al menos 14 detenciones, principalmente por "llevar un arma prohibida".
De acuerdo con la Confederación General del Trabajo (CGT) solo en París se manifiestan unas 800.000 personas. Por su parte, el ministro del Interior francés, Gérald Darmanin, informó que 12.000 policías y gendarmes habían sido movilizados en todo el país, entre ellos 5.000 en la capital.
Fuertes enfrentamientos entre manifestantes y la Policía también se registraron en las ciudades de Nantes, Lorient, Rennes y Toulouse, entre otras.
Así, en Nantes los protestantes irrumpieron en un tribunal administrativo, rompieron ventanas y puertas. Mientras tanto, en Toulouse, donde según la CGT se registraron 150.000 manifestantes, un récord histórico para la localidad, los policías utilizaron cañones de agua y gases lacrimógenos. Un grupo de manifestantes también levantó barricadas y se enfrentó a la Policía en el centro de la ciudad de Burdeos.
El 16 de marzo, el Consejo de Ministros del país hizo uso del artículo 49.3 de la Constitución, que posibilita la adopción de un texto sin voto de los parlamentarios, y aprobó una reforma que elevará la edad de jubilación de 62 a 64 años.