El exmandatario Jair Bolsonaro, de 68 años, deseaba una destacada llegada a Brasil tras pasar tres meses en EE.UU. e incluso habían rumores de que realizaría un paseo en descapotable para saludar a sus seguidores. No fue así.
Bolsonaro viajó en un vuelo comercial y en el aeropuerto pasó por los procedimientos habituales de desembarque internacional y, siguiendo los protocolos de seguridad establecidos, salió por un área reservada para evitar un posible tumulto.
Sus impacientes partidarios abandonaron la puerta de salida cuando el diputado Eduardo Bolsonaro, hijo del ultraderechista, les informó que su padre ya se había marchado.
Varios vehículos de la Policía Militar escoltaron su coche hasta la sede del Partido Liberal (PL), formación mayoritaria en la Cámara de Diputados y a la que se unió hace poco más de un año para presentarse a las elecciones. Allí, se encontró con su mujer, Michelle, y destacados líderes políticos.
Primera declaración
En su primer discurso en la sede del PL en Brasilia, Bolsonaro cargó contra el Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva: "Vamos a por esa gente que por ahora, y por poco tiempo, está en el poder, (para que) no pueda hacer lo que quiera con nuestra nación".
Después, mantuvo un encuentro a puerta cerrada para discutir su futura estrategia política. Antes de subirse al avión, Bolsonaro declaró que "no va liderar ninguna oposición". "No tienes que oponerte a este gobierno. Este gobierno es una oposición en sí mismo", afirmó a CNN.
Este jueves, el presidente del PL, Valdemar Costa Neto, declaró que Bolsonaro y Michelle —que preside la sección femenina del PL— recorrerán el país con la vista puesta en las municipales de 2024, un termómetro para las presidenciales de 2026. Según Costa Neto, el PL aspira conquistar a "el 60 % de las alcaldías" del país.
La periodista Miriam Leitão recordó que "no se puede ignorar que [Bolsonaro] es un líder que se marchó del país y no cumplió con la obligación constitucional de pasarle la banda presidencial a su sucesor". "Eso le empequeñeció", aseveró.
"Tienen dinero, hombre"
Su regreso también se produce en medio de una polémica por el caso de las joyas que Arabia Saudita regaló a él y a su esposa durante su mandato, y que se intentaron introducir en el país de forma ilegal. Esto, en opinión de los analistas, ha desgastado la imagen del exmandatario, quien la semana que viene tendrá que testificar ante la Policía.
Al ser preguntado este jueves sobre la razón por la que Arabia Saudita le hizo un regalo valorado en 16,5 millones de reales (unos 3,2 millones de dólares), Bolsonaro respondió: "La reina de Inglaterra, ya fallecida, recibió 50 millones de reales (más de 9,5 millones de dólares). Tienen dinero, hombre. Es un placer para ellos hacer ese regalo".
Bolsonaro también deberá hacer frente a las investigaciones contra él en diferentes instancias judiciales, entre ellas una por supuestamente incitar los ataques del 8 de enero, cuando hordas de bolsonaristas asaltaron las sedes de los tres poderes en Brasilia. El ultraderechista podría ser inhabilitarlo políticamente o acusado en un proceso penal.
Por el momento, el Gobierno de Lula se ha limitado a ignorar la llegada de Bolsonaro y esta mañana el presidente publicó un mensaje detallando su agenda de la jornada.
Los analistas aseguran que la estrategia del Ejecutivo pasará por evitar a toda costa cualquier ataque por parte de Bolsonaro y centrarse solo en los escándalos que salpican al ultraderechista.
Quien sí comentó la llegada de Bolsonaro fue Gleisi Hoffmann, presidenta del Partido de los Trabajadores (PT). "¿Está volviendo, genocida? Aquí va mi recado para el fugitivo que tiene mucho que explicar y responder. Ahora los tiempos son diferentes y el pueblo tiene un gobierno serio, responsable, que cuida al pueblo", espetó en un video que colgó en las redes sociales.
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