Fuerzas israelíes volvieron a asaltar la mezquita de Al-Aqsa en Jerusalén este miércoles, mientras unos 20.000 fieles palestinos seguían celebrando la oración nocturna, y los atacaron con granadas aturdidoras, gases lacrimógenos y balas de goma, informan medios locales.
De acuerdo con la agencia WAFA, policías fuertemente armados agredieron brutalmente a civiles palestinos, incluido niños, golpeándolos con porras y atacándolos con balas de acero recubiertas de goma para expulsarlos por la fuerza de la mezquita.
La Media Luna Roja Palestina confirmó que fueron registrados varios casos de asfixia por la acumulación de gases lacrimógenos.
Las fuerzas israelíes también agredieron a los equipos médicos y ambulancias de la Media Luna Roja Palestina mientras estaban de servicio en Jerusalén. Atacaron un vehículo con porras y dispararon directamente contra una ambulancia, mientras que un médico fue brutalmente golpeado.
Al mismo tiempo, policías israelíes prohibieron a 9 ambulancias y sus sanitarios el acceso a la explanada de la mezquita de Al-Aqsa, a pesar de las peticiones de apoyo debido al elevado número de heridos.
El ataque israelí provocó una nueva ola de protestas: miles de ciudadanos participaron en marchas airadas en las ciudades de la Franja de Gaza.
Se informa que, durante los enfrentamientos entre las fuerzas israelíes y civiles palestinos, en la ciudad de Beit Ummar un joven fue herido por balas reales y se registraron casos de asfixia entre decenas de civiles.
Además, los israelíes cerraron la puerta de hierro a la entrada de una ciudad en la gobernación de Hebrón e impidieron a los ciudadanos llegar a sus casas.
Por su parte, medios israelíes informan que, durante las protestas, palestinos quemaron neumáticos y lanzaron explosivos improvisados en dirección a la frontera de la Franja de Gaza.
En medio del aumento de la violencia, la Fundación Internacional de Derechos Humanos ha exigido que los israelíes pongan fin de a sus acciones. "Exigimos que las autoridades israelíes pongan fin de inmediato a sus ataques contra fieles pacíficos en la mezquita de Al-Aqsa, especialmente durante el mes sagrado del Ramadán. Respeten a los civiles desarmados, la paz y los derechos humanos. Reduzcan la violencia de inmediato", publicó en su cuenta de Twitter.
A su vez, el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, se sintió "conmocionado y horrorizado por las imágenes" de la violencia y los ataques perpetrados por las fuerzas israelíes en el interior de la mezquita, según informó su portavoz, Stéphane Dujarric, en una conferencia de prensa.
Mientras tanto, la Cancillería palestina anunció que el Consejo de Seguridad de la ONU celebrará este jueves una reunión urgente a puerta cerrada, a petición conjunta de Palestina y el Reino Hachemita de Jordania, que contó con el apoyo de los Emiratos Árabes Unidos y China para debatir los crímenes de Israel.
"Lo ocurrido la pasada noche y los repetidos asaltos de esta noche son prueba del feo crimen, del horrible suceso y de la gravedad de los ataques que las fuerzas de ocupación llevaron a cabo contra fieles musulmanes en un lugar sagrado designado originalmente para la oración musulmana", subrayó el Ministerio.
Se trata del segundo día consecutivo cuando las fuerzas israelíes atacan el tercer lugar más sagrado del islam durante el Ramadán. Menos de 24 horas antes, policías armados entraron en la mezquita, donde se enfrentaron a los fieles y detuvieron a un grupo de palestinos que se había encerrado con fuegos artificiales, palos y piedras.
Unas horas después del ataque contra los civiles palestinos en la mezquita, al menos 9 cohetes fueron lanzados desde la Franja de Gaza en dirección a varias localidades del sur de Israel. Por su parte, el Ejército israelí atacó con cazas y tanques una base militar y puestos pertenecientes a la organización palestina Hamás en la zona.