El Gobierno de Hungría anunció este sábado la suspensión de las importaciones de cereales, semillas oleaginosas y algunos otros productos agrícolas provenientes de Ucrania, siguiendo una decisión similar adoptada por Polonia.
Por su parte, el ministro de Agricultura húngaro, István Nagy, señaló que la medida adoptada permitía evitar "daños graves" a los agricultores locales. Además, indicó que tras la anulación de los aranceles, Ucrania empezó a inundar el mercado europeo con comestibles de origen agrícola baratos, lo que "imposibilitó a los agricultores húngaros y centroeuropeos vender sus productos".
Desde el Ejecutivo, precisaron que las restricciones permanecerían en vigor hasta el 30 de junio, plazo durante el cual esperan que la Unión Europea, que el año pasado eliminó los aranceles aduaneros y las cuotas de importación para los productos de Kiev, encuentre una solución al problema.
Mientras, las restricciones polacas, que también serán aplicadas hasta el 30 de junio, incluyen, aparte de cereales, pollo, huevos, leche, entre otros productos. El presidente del partido Ley y Justicia, Jaroslaw Kaczynski, defendió la medida, al argumentar que cada Gobierno debe "apoyar a sus propios ciudadanos". "A Ucrania también le interesa que no haya una crisis en Polonia", dijo.
Desde el Ministerio de Política Agraria y Alimentación ucraniana lamentaron la prohibición temporal de Varsovia que, según aseguraron, se aplicaba también al tránsito de los productos de Kiev a través del territorio polaco. Asimismo, denunciaron que la suspensión contradecía los acuerdos previos entre ambas naciones.
Por su parte, un portavoz de la Comisión Europea tachó de "inaceptables" y "unilaterales" las suspensiones de Polonia y Hungría. Asimismo, recordó, citado por Reuters, que la política comercial es "competencia exclusiva" de Bruselas.
Orígenes de la crisis
La crisis originada por los productos agrícolas baratos de Ucrania desembocó en protestas de agricultores en algunos países europeos, entre ellos, Rumanía, Bulgaria y Polonia. Los manifestantes rechazan que sus mercados se inunden de mercadería ucraniana e instan a la UE a que reconsidere su política para el sector, que según lo planeado inicialmente, buscaba facilitar el transporte de comestibles de Kiev a los mercados de terceros países.
Las desavenencias de los Estados centroeuropeos con el propio bloque comunitario se enmarcan en la disputa entre Rusia y Occidente por el transporte de granos desde los puertos del mar Negro.
En Moscú aseveran que la iniciativa, sellada en Turquía el verano pasado, no funciona porque Occidente sabotea las condiciones estipuladas por la parte rusa. Así, Rusia sostiene que el acuerdo solo desbloqueó las exportaciones comerciales de grano de Ucrania a Europa y no hacia los países necesitados de África y Asia. Mientras, a las exportaciones rusas de grano y fertilizantes siguen paralizándolas.
Los cálculos de la Unión Europea sugieren que más del 65 % del trigo y el 49 % del maíz exportados por medio de este acuerdo llegaron a países en vías de desarrollo.