Comerciantes de carne de perro atacan a la primera dama de Corea del Sur por intentar acabar con su consumo
Criadores de perros han lanzado duras críticas a la primera dama de Corea del Sur, Kim Keon-hee, quien prometió trabajar para prohibir el consumo de carne de estos animales, informa el diario local The Korea Times.
Un grupo que representa a quienes se dedican a su matanza y comercialización instó a la esposa del mandatario de la nación, Yoon Suk-yeol, a "mantener la neutralidad" en el asunto argumentando que "no es ni presidenta ni legisladora". "Pedir que se prohíba el consumo de carne de perro es una evidente actividad política que excede su autoridad", afirmó este jueves.
Desde ese sector granjero aseguran además que los están desatendiendo y que los esfuerzos de Kim y las bancadas partidistas son un intento por atraer votantes en un momento en que son cada vez más las personas con animales de compañía en el país. Asimismo, aseveraron que impedir esa práctica solo porque un número creciente de personas la rechaza es ilógico.
"Con esa lógica, si un número creciente de personas odia el budismo o el cristianismo, entonces el Gobierno puede eliminar esa religión. En este país coexisten diferentes religiones. La Constitución también prohíbe a las mayorías recortar las libertades de las minorías. Hablar de consenso social solo para la carne de perro va contra la Constitución", argumentaron.
¿Fin de la tradición?
La noticia se produce después de que un diputado del gobernante Partido del Poder Popular presentara el 14 de abril un proyecto de ley que prohíbe la matanza y venta de carne de perro y gato. Esta iniciativa ha sido considerada un esfuerzo bipartidista para poner fin a la controvertida práctica cultural, recoge la agencia surcoreana Yonhap.
Dos días antes, Kim Keon-hee había ratificado su posición sobre el asunto y, en una reunión con representantes de grupos en defensa de los derechos de los animales, había manifestado su deseo de intentar acabar con esa práctica "antes de que termine este Gobierno".
El consumo de carne de perro ha disminuido drásticamente en las últimas décadas en el país en medio de la percepción de que la tradición se está convirtiendo en una vergüenza internacional. Sin embargo, las granjas y los restaurantes de carne de perro siguen funcionando.
En una entrevista en junio del año pasado, la primera dama resaltó que Corea del Sur y China eran las únicas grandes economías donde la gente tenía esta costumbre y afirmó que para eliminarla era necesario apoyar a las personas para que cambiaran sus empleos. En este aspecto, la recién presentada legislación permite que el Gobierno otorgue subsidios a los comerciantes de carne de perro y gato que hayan cerrado voluntariamente o hayan cambiado de negocio.
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