El presidente de Bolivia, Luis Arce, adelantó que su Gobierno analiza la posibilidad de emplear el yuan chino para realizar transacciones internacionales, en lugar de hacerlas con dólares estadounidenses.
"Bolivia, como algunos países de la región, enfrenta problemas de liquidez del dólar estadounidense, que en nuestro caso, producto de la aprobación de la ley del oro y de otras medidas que estamos asumiendo, los iremos superando paulatinamente", dijo Arce en un mensaje a la nación con motivo del balance de la primera mitad de su gestión.
Y continuó: "Varios países, entre ellos Argentina, Brasil, países árabes y otros, ya están acordando con China, principal proveedor de manufacturas del mundo, transar en yuanes chinos antes que en dólares estadounidenses".
Según el mandatario, esta decisión es "un reconocimiento objetivo de los cambios geopolíticos" y "del nuevo polo que se está levantando en el mundo".
Asimismo, en un encuentro con los medios, Arce detalló que había pedido al ministro de Economía, Marcelo Montenegro, y al Banco Central de Bolivia (BCB), que analizaran lo que están haciendo Brasil y Argentina en su comercio exterior con China, para valorar si funcionaría en el país andino.
Arce recordó que América Latina "ha tenido siempre una gran influencia de los EE.UU.", pero en la actualidad "muchos países tienen más comercio exterior con China" que con Washington.
"Las cosas están cambiando y esos cambios hay que saber leerlos. No podemos quedarnos en lo mismo", sentenció.
Moneda común
Buenos Aires anunció el mes pasado un acuerdo con China que le permitirá abonar importaciones con el gigante asiático en yuanes. Por su parte, Brasil también negoció con el país asiático realizar sus transacciones comerciales en sus respectivas monedas locales.
En su viaje a Pekín el mes pasado, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva criticó el uso generalizado del dólar, que, a su juicio, amenaza el futuro de la humanidad, e instó a la creación de una moneda única del bloque BRICS.
En este sentido, los miembros del BRICS -compuesto por Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica- ya han evaluado reducir su dependencia del dólar y crear una moneda común, como una alternativa hacia un mundo multipolar.
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