El comercio entre China y Rusia va camino de alcanzar un nuevo hito
El intercambio comercial entre Rusia y China aumentó en un 24,5 %, hasta los 51,9 billones de dólares, en el primer trimestre de este año, en comparación con el mismo período de 2022, según se desprende de un informe gubernamental ruso.
En los materiales preparados por el Gabinete para la visita que el primer ministro ruso, Mijaíl Mishustin, hará esta semana al gigante asiático, se señala que la cooperación económica y comercial entre Moscú y Pekín sigue adelante, pese a la desfavorable coyuntura global, al tiempo que se constata que China sigue siendo el principal socio comercial de Rusia.
"En los dos años anteriores, el comercio bilateral aumentó un tercio anualmente y alcanzó un nuevo récord de 185.000 millones de dólares en 2022", se detalla en el documento citado por medios rusos.
El pasado mes de febrero, el presidente ruso, Vladímir Putin, sugirió que este indicador podría llegar este año a los 200.000 millones de dólares.
Mientras, el comercio agrícola aumentó el año pasado un 42 %, hasta los 7.000 millones de dólares, viéndose la UE superada por China como principal importador de productos agrícolas rusos.
"En el primer trimestre de este año, los envíos al mercado chino aumentaron otro 91 % [interanual], hasta los 2.400 millones de dólares", señala el informe.
Asimismo, la cooperación bilateral en el ámbito de energía se está intensificando. "Rusia ha quedado primera en el suministro de petróleo al mercado chino y segunda en el de carbón. Avanzan los proyectos de gas a gran escala, incluida la construcción de la ruta del gasoducto de Lejano Oriente", reza el documento. Por otra parte la puesta en marcha de un importante paquete de acuerdos sobre el uso pacífico de la energía nuclear sigue adelante.
La cooperación industrial también se va expandiendo, en particular mediante "avances en grandes proyectos en el sector automotriz y el de construcción de aviones".
El informe también subraya el incremento del papel de las monedas nacionales en los ajustes financieros bilaterales por bienes y servicios, el desarrollo de la interacción entre las entidades bancarias, bursátiles y de seguros, así como de los sistemas de pago y las agencias calificadoras de riesgo crediticio.