Acusan a varios sobrevivientes de un culto de inanición en Kenia de intento de suicidio por negarse a comer

Sesentaicinco personas que fueron rescatadas en Kenia de un culto de inanición han sido acusadas de intento de suicidio por haberse negado a comer, informan medios locales. Este culto cristiano extremo estaba encabezado por un pastor llamado Paul Mackenzie y tenía su base en el bosque de Shakahola, en el este del país africano.

El oficial del Departamento de Investigación Criminal Joshua Nyambu Shoka comunicó que las 65 víctimas, rescatadas entre el 20 de mayo y el 10 de junio, se encontraban en estado crítico y con síntomas de inanición, por lo que fueron trasladadas a un centro de rescate.

"Durante su estancia en el centro de rescate, los [sobrevivientes] se negaron a aceptar la comida, es decir, el desayuno, el almuerzo y la cena que les sirvieron entre el 6 y el 10 de junio, alegando que querían morir y encontrarse con su creador (Dios)", señaló Shoka en la atestado.

Aumenta a más de 300 el número de víctimas del culto en Kenia en el que los fieles rechazaron comer para ir al cielo

Ahora la Policía busca que la corte transfiera a los detenidos a una prisión donde puedan ser obligados a alimentarse. En Kenia, el intento de suicidio, tipificado en el artículo 226 del Código Penal, es un delito menor castigado con dos años de prisión, multa o ambas penas.

Las autoridades explican que la transferencia a una cárcel es necesaria porque las comisarías no disponen de suficiente espacio para alojar a los detenidos, y también para asegurarse de que los arrestados estén bien alimentados mientras se encuentran bajo custodia del centro penitenciario.

Este martes, los equipos de búsqueda de sobrevivientes y víctimas encontraron 19 cadáveres más en el bosque de Shakahola, aumentando el número de muertos a 303 entre los integrantes de la secta cristiana radical.

Algunas víctimas del culto, especialmente niños, mujeres y ancianos, fueron obligadas a morir de hambre o asfixiadas por otros miembros de la secta para acelerar su muerte. El pastor Paul Mackenzie permanece detenido.