Un sospechoso del genocidio en Ruanda pide asilo en Sudáfrica

Una corte penal internacional pide su extradición a Tanzania, para luego juzgarlo en su país de origen.

El exoficial de policía Fulgence Kayishema, sospechoso de participar en el genocidio de 1994 en Ruanda, pidió asilo político en Sudáfrica tras comparecer este martes en una audiencia judicial, informan medios sudafricanos.

El hombre, de 62 años de edad, esquivó la justicia durante casi tres décadas mientras vivía en Sudáfrica bajo una identidad falsa. Fue arrestado en mayo en una finca vinicultora cerca de la ciudad de Paarl, en la provincia de El Cabo Occidental, en una operación conjunta de investigadores de la ONU y autoridades locales.

El Tribunal Penal Internacional para Ruanda lo ha denunciado como presunto participante en el genocidio y perpetrador de crímenes de lesa humanidad. Lo acusa, concretamente, de ordenar la muerte de al menos 2.000 personas que estaban buscando refugio en una iglesia. Cuando compareció ante un juzgado por primera vez, en mayo, Kayishema negó cualquier involucramiento en actos de violencia y dijo que lamentaba ese incidente.

Fiscales sudafricanos presentaron 54 cargos en su contra, incluyendo nueve por fraudes e infracciones de leyes migratorias y de refugio, según detalló la Autoridad Nacional de Prosecución. Un portavoz de esa institución había ya dicho anteriormente, y repitió este martes, que el Estado se opone a concederle libertad bajo fianza. Aunque el acusado podía solicitar esa excarcelación provisional, decidió no hacerlo.

Las autoridades judiciales tienen programado revisar el caso de Kayishema el 18 de agosto. Mientras, el sospechoso permanecerá en prisión.

Entretanto, el tribunal de la ONU busca la extradición del expolicía a una de sus cortes, en Arusha, Tanzania, para procesarlo luego en Ruanda.

Cerca de 800.000 tutsis y disidentes hutus cayeron víctimas de los 100 días de violencia que tuvieron lugar en Ruanda entre abril y julio de 1994, después de la muerte de los presidentes Juvénal Habyarimana y Cyprien Ntaryamira (ruandés y burundés, respectivamente) en un atentado.