"Gritos infundados": El dueño del Titán murió en su propio submarino tras desoír a los expertos
El director ejecutivo de la empresa OceanGate, Stockton Rush, desestimó advertencias sobre la seguridad de su sumergible Titán –que sufrió esta semana una implosión cuando llevaba a cinco pasajeros, incluido su propietario, hacia los restos del Titanic–, a las que tachó de "gritos infundados", según la correspondencia que mantuvo con un importante especialista en exploración submarina, citada por la BBC.
En esos mensajes, el experto en aguas profundas Rob McCallum instó a Rush a poner fin a los viajes comerciales en el Titán hasta que un organismo independiente certificara las condiciones de la embarcación, y manifestó que no hacerlo podría costarle la vida a sus tripulantes y pasajeros.
"Hemos oído con demasiada frecuencia los gritos infundados de 'usted va a matar a alguien'", escribió Rush en uno de los correos. "Me lo tomo como un grave insulto personal", agregó.
El jefe de OceanGate no solo expresó su frustración por las críticas al Titán, sino que también declaró que estaba "cansado de los actores del sector que intentan utilizar un argumento de seguridad para frenar la innovación", que fue la suma prioridad para Rush.
McCallum, por su parte, indicó a Rush que, en su intento de acercarse más al histórico trasatlántico siniestrado, el propietario del Titán "estaba reflejando" a los que, hace más de cien años, creían que el entonces crucero más grande del mundo era "imposible de hundir", todavía poco antes de que el barco se sumergiera cobrando la vida de al menos 1.500 pasajeros.
Más tarde, los abogados de OceanGate amenazaron con emprender acciones legales contra McCallum y la correspondencia terminó.
"Comprometido con la seguridad"
Sin embargo, un cofundador de la compañía, Guillermo Söhnlein, quien la abandonó en 2013, defendió este viernes la postura de su fallecido exsocio sobre la seguridad del submarino y la gestión de riesgos durante las expediciones.
"Stockton era uno de los gestores de riesgos más hábiles que he conocido. Era muy reacio al riesgo. Era muy consciente de los peligros de operar en un entorno oceánico profundo, y estaba muy comprometido con la seguridad", dijo Söhnlein a Reuters. "Creo que cada innovación que realizó […] estuvo orientada a dos objetivos: primero, ampliar la capacidad de la humanidad para explorar las profundidades oceánicas y, segundo, hacerlo de la forma más segura posible", aseguró.
Al referirse a la clasificación y certificación del Titán, que nunca se llevó a cabo por parte de expertos externos, Söhnlein aseguró que esto no habría hecho los viajes más seguros.
"En la comunidad existe la tendencia a igualar clasificación con seguridad. Aunque podría ser el caso, eso no significa que no se pueda estar seguro sin clasificación", dijo, recalcando que aún era muy pronto como para sacar conclusiones sobre los motivos de la tragedia y que había que esperar por un informe oficial.