El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, aseveró en una entrevista con Wall Street Journal publicada este jueves que "desechó" la idea de que el Parlamento israelí pueda anular las resoluciones del Tribunal Supremo, tema que fue el elemento más polémico de su propuesta de reforma judicial.
Entre tanto, otra medida prevista originalmente en la reforma, que buscaba otorgar a la coalición gobernante una influencia decisiva en el nombramiento de los jueces, fue cambiada sin renunciar del todo a ella. "La forma de elegir a los jueces no seguirá la estructura actual, pero tampoco la original", afirmó Netanyahu.
Al primer ministro le respondió el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, quien acusó a Netanyahu de hacer concesiones a quienes protestan contra la reforma. "Fuimos elegidos para traer la gobernanza y el cambio. La reforma es la piedra angular de esa promesa. Cambios en la composición del comité para la elección de jueces, en la cláusula de reemplazo y reducción de la autoridad de los jueces, son necesarios", tuiteó este jueves el ministro.
- Si el proyecto de ley, impulsado por la coalición de Benjamin Netanyahu, otorga al Gobierno una influencia decisiva en la selección de los jueces, limitará el alcance de la Corte Suprema para derogar leyes o fallar en contra del Ejecutivo.
- Los críticos consideran que eso debilitaría en gran medida la independencia judicial, dado que Israel no tiene una Constitución, sino únicamente una comisión del Parlamento dedicada a esos temas y controlada actualmente por la coalición gobernante.
- Mientras tanto, la semana pasada vivió Israel su vigésima cuarta semana de protestas masivas contra la reforma. La principal manifestación tuvo lugar en el centro de Tel Aviv, ciudad donde se congregaron alrededor de 100.000 manifestantes. Miles de personas se reunieron en otras 150 localidades de todo el país, como Haifa, Rehovot, Rosh Haayin y Holon.