La aprobación de la gestión del Gabinete del primer ministro de Japón, Fumio Kishida, ha caído casi hasta su nivel más bajo, debido a las crecientes preocupaciones por el plan de Tokio de descargar en el mar agua tratada y almacenada de la accidentada central nuclear de Fukushima Daiichi, informa la agencia Kyodo News.
La agencia realizó una encuesta telefónica en la que participaron 491 hogares seleccionados al azar y 1.829 números de teléfonos móviles. El 34,3 % de los sondeados rechazó el desempeño de la Administración Kishida, mientras hace solo un mes esa cifra era del 40,8 %. El resultado de la nueva encuesta se aproxima a la tasa de aprobación más baja (33,1 %) registrada a finales del año pasado, desde que el jefe del Ejecutivo asumió el cargo en octubre de 2021.
Por otro lado, la desaprobación de los japoneses alcanzó el 48,6 %, mientras que en junio era del 41,6 %. El aumento de la desconfianza se produce, entre otras cosas, en un momento en el que el país asiático se prepara para descargar el agua tratada de Fukushima. El 80,3 % de los encuestados considera que la explicación proporcionada por el Gobierno sobre el tema es insuficiente y tan solo el 16,1 % la calificó como adecuada.
Según algunos legisladores citados por la agencia, Kishida está considerando reorganizar su Gabinete y la dirigencia del gobernante Partido Liberal Democrático para mediados de septiembre.
Polémica internacional
El plan de Japón de vertir las aguas residuales, aprobado recientemente por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), ha generado fuertes protestas entre los pescadores locales, así como de los países vecinos, entre ellos China y algunas de las naciones insulares del Pacífico, que ponen en duda su legitimidad. Pekín ya ha prohibido las importaciones de alimentos procedentes de 10 regiones japonesas para garantizar la seguridad de sus consumidores.
Las pruebas realizadas a finales de mayo en los peces que nadan en la zona portuaria de Fukushima mostraron que el nivel de cesio-137 supera 180 veces el límite permitido en Japón. Rusia anunció el 7 de julio que reforzará el control sanitario del pescado, mariscos y productos derivados procedentes de Japón para impedir el ingreso de alimentos "con un contenido elevado de radionúclidos".