Los planes del BRICS de desarrollar una nueva moneda común y la tendencia general a nivel internacional de reducir la dependencia del dólar estadounidense están configurando un futuro entorno geopolítico y económico que deja a EE.UU. fuera de la escena, escribe el consultor de gestión e investigador australiano Michael Roach en su artículo para The Interpreter.
"La creciente presión por una nueva moneda global se produce después de la continua militarización del dólar estadounidense en forma de sanciones y guerras comerciales", por lo que "muchos países buscan una mayor independencia del sistema financiero estadounidense", indica el autor. En este sentido, el tema de la moneda común como posible alternativa a la actual divisa de reserva mundial se volverá a discutir este mes por los líderes del BRICS en su cumbre en Sudáfrica.
El autor señala que hay informes que indican que la moneda común del BRICS estará respaldada por el oro. "Esto sería un retorno histórico del patrón oro y traería estabilidad a la nueva moneda", afirma Roach, al recordar que el dólar se desvinculó de este metal precioso ya en 1971, "debido a que las reservas de oro de EE.UU. eran insuficientes, lo que convirtió al dólar en dinero fiduciario".
No obstante, unos años después el entonces secretario de Estado de EE.UU., Henry Kissinger, visitó al rey Faisal de Arabia Saudita para negociar el sistema de petrodólares, acordando brindar apoyo militar a cambio de que la Organización de Países Exportadores de Petróleo denominara el petróleo en dólares estadounidenses a escala mundial.
Fin de la demanda sintética del dólar
La vinculación de la divisa al petróleo prolongó su primacía y creó una "demanda sintética" del dólar, ya que los países compradores de este hidrocarburo necesitarían la moneda estadounidense.
A pesar de ello, en este contexto el dominio del dólar también "puede estar llegando a su fin", observa Roach. Así, "en el Foro Económico Mundial de este año en Davos, el ministro de Finanzas de Arabia Saudita, Mohammed al Jadaan, anunció que el país estaba abierto al comercio en otras monedas además del dólar estadounidense, algo que no han hecho en casi 50 años", indica el autor, que subraya que esa es otra "señal de desdolarización".
En opinión del experto, a medida que disminuya la dependencia del dólar estadounidense, los bancos centrales comenzarán a deshacerse de sus reservas en esta divisa. "Esto dará como resultado hiperinflación, un aumento en las tasas de interés para compensar la pérdida de poder adquisitivo y la caída de los precios de los activos, lo que acelerará aún más el declive de EE.UU.", concluye.