El golpe militar en Níger ha supuesto un importante punto de la discordia para Francia en sus relaciones con EE.UU., cuya subsecretaria de Estado para Asuntos Políticos, Victoria Nuland, se sentó a la mesa de diálogo con los golpistas el 7 de agosto, reporta Le Figaro.
La involucración diplomática de Washington en la situación en torno al país africano desde el inicio de la crisis no le sentó bien a París, que adoptó una línea clara y sin vacilaciones al respecto, mostrándose firme en la necesidad de restituir en su cargo al depuesto presidente Mohamed Bazoum.
Las negociaciones de Nuland con los integrantes de la junta militar nigerina han sido "un golpe demasiado duro", comentó una fuente de la diplomacia francesa al periódico. La llegada a Níger de la embajadora estadounidense Kathleen Fitzgibbon, cuyo nombramiento fue validado el 27 de julio de 2023, un día después del golpe militar, tras estar vacante el cargo un año y medio, tampoco ayudó, ya que para París representó "casi un reconocimiento oficial" de la junta, agregó.
"Hicieron exactamente lo contrario de lo que pensábamos que harían", señaló el diplomático. "Para Emmanuel Macron, estaba en juego la credibilidad de Francia, sobre todo en términos del discurso sobre la democracia. Para los estadounidenses, aunque también estén preocupados por un rápido retorno al orden constitucional, la prioridad es la estabilidad en la región", explicó.
Ahora París teme que Washington, motivado por el deseo de mantener sus bases en Niamey y Agadez por encima de cualquier otra cosa, pueda llegar a un acuerdo con los golpistas en Níger a espaldas del Gobierno francés. El diplomático cree que EE.UU. no tardará en dejar de lado las exigencias relativas a la democracia para "trazar una línea en el retorno a la legalidad constitucional" con tal de "preservar sus bases".
- En total, Níger acoge a unos 1.300 soldados estadounidenses por todo el país. Su presencia es clave en la franja sahelo-sahariana: tan solo el aeródromo de Agadez permite a los drones estadounidenses despegar y desplegar su red de vigilancia hasta Libia.
Washington, convencido de que contaba con una ventaja importante por tener a "su hombre" entre los golpistas, el general Barmou, formado en EE.UU. y que había mantenido una estrecha relación con el país norteamericano, no pareció recibir muestras de buena voluntad de parte de este, reporta Le Figaro, que señala que fue con este militar con el que habló Nuland durante su visita a Níger.
Francia como chivo expiatorio
Si bien tanto EE.UU. como Francia mantienen cantidades relativamente similares de tropas en el Sahel, gran parte de la animosidad hacia la presencia de las fuerzas extranjeras está dirigida específicamente contra la nación europea, que debido a su pasado colonial se ha convertido en una suerte de chivo expiatorio a la que culpan de los fracasos económicos y en materia de seguridad.
La diferencia en el trato se hizo notar cuando la junta militar nigerina no cuestionó los acuerdos en materia de defensa con los estadounidenses, pese a los reiterados llamamientos de la población, que instó desde las calles a la retirada de "todas las fuerzas extranjeras de Níger".
"Estados Unidos, como nuestros otros aliados, tiene la costumbre de dejarnos recibir los golpes", resumió el diplomático francés, dando a entender también que París no tiene nada que esperar de los nuevos dirigentes del país africano.
EE.UU. no es el único país que se ha distanciado de la línea francesa en Níger. Hasta el momento, Alemania, Bélgica y Italia tampoco han cuestionado la legitimidad de las exigencias de las autoridades militares nigerinas, sobre todo cuando reclaman la salida de las tropas francesas.
"Alemania necesita a Níger para garantizar la retirada de sus tropas de Mali. En cuanto a Italia, que también tiene una presencia militar en el país, está más preocupada por la estabilidad a toda costa, para evitar una nueva crisis migratoria. A sus ojos, Níger es esencialmente una de las esclusas de los corredores migratorios subsaharianos", señala Le Figaro.