El fracaso de Ucrania a la hora de romper las defensas rusas ha abierto una brecha en la cúpula dirigente de Kiev, generando debates sobre si el país debe seguir adelante o cancelar su tan pregonada contraofensiva, informa Newsweek.
El medio asegura que el presidente ucraniano, Vladímir Zelenski, se halla ante un serio dilema: "seguir hasta el final y arriesgarse a un costoso fracaso o reducir las pérdidas de Ucrania y aceptar una derrota políticamente perjudicial".
Los dirigentes ucranianos se habrían dividido en dos grupos: uno que insiste en que Kiev debe retirarse y esperar una ofensiva rusa prevista para otoño y primavera; y otro, del que forma parte el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, Valeri Zaluzhni, que busca seguir adelante con la contraofensiva y rechaza cualquier crítica como "impaciencia basada en malentendidos", precisa el semanario estadounidense.
"Definitivamente, hay algunas diferencias entre los líderes ucranianos sobre la estrategia militar", comentó a Newsweek una fuente anónima cercana al Gobierno ucraniano.
El lento progreso en el campo de batalla también ha sembrado inquietud entre los funcionarios civiles. "Existe la sensación de que ellos fueron engañados por los militares sobre lo bien que iría esta contraofensiva, que se les proporcionaron evaluaciones demasiado optimistas por parte de los militares. Están descontentos por ello", dijo la fuente, añadiendo que no descarta posibles cambios en el mando militar del país.
Sin embargo, un portavoz del Ministerio de Defensa ucraniano ha rebatido en declaraciones al medio las informaciones sobre una supuesta división entre los líderes ucranianos, tachándolas de propaganda rusa.
- Desde que lanzó a primeros de junio su contraofensiva —reforzada con armas y equipos occidentales—en varias secciones del frente, Kiev ha perdido más de 43.000 soldados y más de 1.800 tanques y otros blindados, según datos de Moscú.
- Las autoridades de Kiev han reconocido las dificultades, que achacan a los retrasos en la ayuda militar occidental, a la falta de apoyo aéreo, y a los extensos campos minados por los rusos. En las últimas semanas, numerosos medios de comunicación occidentales han informado que los aliados de Kiev estaban poco impresionados o directamente "alarmados" por el lento progreso de las tropas ucranianas en el campo de batalla.