El presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, habría intentado convencer a la futbolista Jenni Hermoso para que apareciera en el video de disculpas que el directivo publicó por haberle dado un beso a la jugadora durante la entrega de premios después de que España ganara el Mundial en Australia.
De acuerdo con el medio deportivo Relevo —que cita fuentes cercanas al asunto—, Rubiales habría reconocido ante la jugadora que su puesto al frente de la Federación estaba en juego a raíz de los hechos y que necesitaba su respaldo. No obstante, Hermoso se negó a apoyarlo en la grabación difundida por la RFEF, argumentando que eso le competía solo a quienes tuvieran que dar explicaciones o pedir disculpas.
Tras el fallido intento del presidente por convencer a la delantera de explicar lo sucedido, el técnico de la selección femenina, Jorge Vilda, intentó un acercamiento. Según testigos, durante el viaje en avión de regreso a España, Vilda trató de convencer a la familia de Jenni de cuál era, a su parecer, el camino correcto para solucionar la crisis, y que consistía en quitarle importancia al incidente.
A pesar de las presiones, la futbolista declinó pronunciarse sobre este asunto en todas las ocasiones. Hasta entonces, lo único que dijo al respecto fue que no le había gustado el beso de Rubiales. Sus palabras, que avivaron la polémica, quedaron registradas en un video grabado en el vestuario hablando con sus compañeras de selección.
Horas después del polémico beso de Rubiales, la RFEF dio a conocer unas declaraciones atribuidas a Hermoso en las que ella parecía restarle importancia al asunto y se refería al mismo como un "gesto mutuo totalmente espontáneo por la alegría inmensa que da ganar un Mundial". No obstante, otras de las fuentes de Relevo aseguran que esas palabras no pertenecen a la jugadora, sino que fueron escritas por el departamento de comunicación de la Federación.
La familia de la campeona del mundo se ha abstenido de hablar del tema, pese a la insistencia de los medios. Una actitud similar se mantiene dentro de las directivas de la RFEF, quienes tampoco han querido hablar públicamente y prefieren mantenerse en silencio.