El presidente de Colombia, Gustavo Petro, lanzó una dura crítica a la clase empresarial y a un sector del Ejército en medio de la controversia por lo ocurrido en el municipio de Tierralta, departamento de Córdoba, donde efectivos militares amedrentaron a una comunidad rural.
Este jueves, durante un acto de reconocimiento al movimiento sindical en un hotel de Bogotá, hizo un paralelismo con lo vivido en Chile y en Argentina mientras fueron gobernados por los dictadores Augusto Pinochet (1973-1990) y Jorge Rafael Videla (1976–1981), respectivamente.
Petro manifestó que el debate actual está centrado en "discernir qué tipo de fuerza va a dirigir una sociedad: si quien va a gobernar la sociedad son las fuerzas de la barbarie o si quien va a gobernar la sociedad son las fuerzas de la esperanza".
"Los que dieron la orden de los hechos de ayer es porque quieren que los hacendados vuelvan a ser paramilitares", afirmó, en medio de aplausos. "Ningún soldado se debe prestar otra vez a fusilar jovencitos y a matar campesinos, eso no puede ser en Colombia", resaltó.
El llamado caso Tierralta, que ya es investigado por la Fiscalía General de la Nación, apunta a la actuación de un grupo de efectivos que, haciéndose pasar por disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, atropellaron y hostigaron con armas de fuego a campesinos.
"Ningún soldado de la patria se puede prestar a ese tipo de órdenes, porque eso solo nos lleva a la barbarie. El Ejército de Colombia no se llena de gloria y honor, se llena de sangre", reprobó.
"No es un caso aislado"
Durante su discurso, el mandatario colombiano aseguró que con este hecho se busca enviar un mensaje a la sociedad, diciéndole que "este Gobierno está hundiendo a Colombia en el caos" y, por eso, se necesitaría "poner orden".
"No es un caso aislado (...) Eso decían cuando Salvador Allende gobernaba [en Chile]. Pero el mensaje va directo hacia un grupo social específico, los hacendados de tierras productivas que no producen, en Córdoba", añadió.
En ese sentido, criticó el "capitalismo atrasado" que en su opinión está detrás de esta situación, en su afán por convertir a los trabajadores en "esclavos".
"No lleven a Colombia al pasado, hay que llevar a Colombia al futuro", instó.
Ante esto y "como una reparación verdadera para el movimiento sindical", instruyó a la ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez, que proceda a la contratación de centenares de organizadores de sindicatos en todo el país.
El rol sindical
En el evento se mencionó la cifra de 3.295 sindicalistas asesinados entre 1971 y 2023 en Colombia, lo cual coloca a esa nación latinoamericana por encima de las dictaduras que ha enfrentado la región, según comunicó Petro.
"Mataron a miles de sindicalistas, desaparecieron a miles y exiliaron millones, destruyeron la esperanza en Chile, y lo que hubo fue la barbarie. Convencieron a un Ejército, los dueños de la codicia, para matar la esperanza, y el dueño de la barbarie gobernó hasta el 90", dijo en referencia a Pinochet.
Petro, quien estuvo esta semana en Chile en la conmemoración del golpe de Estado contra Allende, aseveró que si se comparan los homicidios en Colombia con los registrados en la nación austral, las cifras de su país "son mayores".
"Es decir, quienes han desatado esta violencia en Colombia, los dueños de la codicia en Colombia, son peores que Pinochet (...) Las ganancias adicionales a lo que en 1970 tenían los dueños del capital, hasta la fecha, se han producido a partir de la sangre y de la muerte", sostuvo.
En ese orden, llamó a empoderar tanto al campesinado como a gremialistas, a brindarles educación y sumarlos a la cadena productiva de Colombia. "Sin sindicalismo no hay democracia", enfatizó.