Países del Grupo de los 77 + China han adoptado una declaración final en el marco de la cumbre que arrancó este viernes en La Habana, Cuba, con la presencia de una treintena de jefes de Estado y más de un centenar de delegaciones que abordaron los principales retos del Sur Global.
Los signatarios rechazaron "los monopolios tecnológicos y otras prácticas desleales que obstaculizan el desarrollo tecnológico de los países en desarrollo", y se pronunciaron en contra de las "medidas coercitivas unilaterales", que tienen "repercusiones negativas y devastadoras en el disfrute de los derechos humanos, incluidos el derecho al desarrollo y el derecho a la alimentación".
Recordando las repercusiones de la pandemia del covid-19 en distintas naciones, los participantes de la cumbre expresaron preocupación por cómo se exacerbaron aún más "las marcadas desigualdades en y entre los países y las regiones, con un impacto desproporcionado en los países en desarrollo".
"Subrayamos la urgente necesidad de una reforma integral de la arquitectura financiera internacional y de un enfoque más inclusivo y coordinado de la gobernanza financiera mundial, con mayor énfasis en la cooperación entre los países, incluso mediante el aumento de la representación de los países en desarrollo en los órganos mundiales de toma de decisiones y formulación de políticas", instaron los firmantes en la declaración final.
Pronunciándose sobre la política de sanciones, a la que recurren algunos Estados en sus relaciones internacionales, los signatarios subrayaron que estas medidas "constituyen un serio obstáculo para el avance de la ciencia, la tecnología y la innovación y la plena consecución del desarrollo económico y social", sobre todo en los países en vías de desarrollo, además de socavar los principios "consagrados en la Carta de las Naciones Unidas y el derecho internacional".
"Rechazamos la imposición de leyes y regulaciones con impacto extraterritorial y todas las demás formas de medidas económicas coercitivas, incluidas las sanciones unilaterales contra los países en desarrollo y reiteramos la urgente necesidad de eliminarlas inmediatamente", indica el texto de la declaración.
Cómo transcurrió la última jornada de la cumbre
Esta jornada, la ministra de Asuntos Exteriores de Sudáfrica, Naledi Pandor, instó a los países del G77 a "unirse activamente para impulsar las reformas fundamentales" de organizaciones internacionales. "Tenemos que unirnos como nunca antes respecto a esta agenda importante. Es el momento para el Sur", afirmó, agregando que "la unidad será crítica" mientras muchos "se esfuerzan por romperla".
Por su parte, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, destacó que se requiere "forjar una visión común que tenga en cuenta las preocupaciones de los países de renta baja y media y de otros grupos más vulnerables". "Es estratégico que el G77 haya dedicado, por primera vez, una cumbre al tema de la ciencia, la tecnología y la innovación", subrayó, al tiempo que añadió que "la gobernanza mundial sigue siendo asimétrica" y que "la ONU, el sistema de Bretton Woods y la OMC están perdiendo credibilidad".
Mientras, la presidenta de Honduras, Xiomara Castro, cuestionó la efectividad de las instituciones internacionales si no son capaces de eliminar las sanciones impuestas por ciertos países.
"¿De qué serviría el G77, el Banco Mundial, la Celac y la ONU si no somos capaces de eliminar los injustos bloqueos o sanciones impuestas, la neoesclavitud, el neocolonialismo, la hegemonía del capital sobre el ser humano y las guerras promovidas por el complejo industrial militar que causan tanto sufrimiento y dolor en el mundo?", preguntó Castro.
- El evento, que lleva como lema "Los retos actuales del desarrollo: papel de la ciencia, la tecnología y la innovación", comenzó con la intervención del presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, que destacó el carácter "austero" de la cumbre debido a las "dificultades de un cerco reforzado" que dura ya seis décadas.
- El G77, la mayor organización intergubernamental de países en desarrollo en las Naciones Unidas, se estableció el 15 de junio de 1964 por los signatarios de 77 países, y se fue ampliando hasta integrar 134 naciones de Asia, África y América Latina.