Los departamentos de Defensa y de Estado de EE.UU. difieren en sus enfoques para la ayuda a Ucrania, porque en este asunto las dos carteras "se mueven a velocidades diferentes", informó este miércoles el diario Politico citando a un alto funcionario de la Administración del presidente Joe Biden.
"El [Departamento de] Estado busca oportunidades, el Departamento de Defensa estudia amenazas. La gente del Departamento de Defensa diría que tienen que pensar en los pros y los contras de cada decisión sobre armamento, y que esa responsabilidad recae sobre ellos", declaró la fuente.
Según Politico, los funcionarios estadounidenses reconocen que el Pentágono se aferra al "planteamiento deliberado y basado en procesos" a la hora de evaluar las necesidades ucranianas en el campo de batalla. Sin embargo, el secretario de Defensa, Lloyd Austin, y el jefe saliente del Estado Mayor Conjunto, Mark Milley, han reiterado que su prioridad es asegurar que Kiev cuente con el armamento necesario a su disposición.
Asimismo, el diario señala que, aunque inicialmente Washington se mostraba renuente sobre el envío de sistemas de armas avanzados, finalmente acabó aprobando la entrega de lanzamisiles HIMARS, sistemas de defensa antiaérea Patriot, tanques M1 Abrams, cazas F-16 (con la ayuda de terceros países como Dinamarca y Países Bajos), municiones de racimo y proyectiles de uranio empobrecido, así como los misiles ATACMS con un alcance de aproximadamente 300 kilómetros.
Pese a ello, el Pentágono busca evitar "cualquier perspectiva real" de un conflicto ampliado con Rusia, teniendo en cuenta su estatus de potencia nuclear. "Una cosa que estaba y sigue estando en mi mente todos los días es la gestión de la escalada. El hecho es que Rusia tiene armas nucleares. Punto, y tienen la capacidad de destruir a la humanidad. Con eso no se juega", cita Politico las palabras de Milley.
Desde el inicio de la operación militar especial rusa en Ucrania, la Administración Biden se ha comprometido a suministrar a Kiev ayuda armamentística por un valor total de 43.900 millones de dólares, según se desprende de la última actualización del boletín informativo del Pentágono publicada el 21 de septiembre.