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Polonia ante una encrucijada electoral: ¿Seguir bajo tendencia conservadora o adoptar el camino de la UE?
Esta cita electoral atrae atención mediática en parte por la ola de discordias que recientemente manchó las relaciones entre Polonia y Ucrania.
Este domingo los polacos acuden a las urnas para participar en unas elecciones parlamentarias polarizadas y decidir si continúan con el actual curso del gobernante partido ultraconservador Ley y Justicia (PiS, por sus siglas en polaco) o dar un giro y entregas las riendas del poder a la agrupación europeísta Plataforma Cívica (PO), de centroderecha.
A nivel interno, la continuidad del PiS, encabezada por Jaroslaw Kaczynski, significaría la prolongación de la agenda conservadora con la defensa del estatus ilegal del aborto (con excepción en caso de violaciones o incesto, así como amenazas para la vida de la mujer), derechos de la comunidad LGBTQ, postura firme sobre la cuestión migratoria o las batallas sobre la supremacía de la ley entre Varsovia y la Unión Europea (UE), recoge The Washington Post.
Si los partidos de oposición y, particularmente, la Plataforma Cívica, liderada por el ex primer ministro y ex presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, consiguen arrebatar la victoria al PiS y su coalición Derecha Unida, ya se han comprometido a revertir algunas de las políticas, así como a recuperar la independencia del sistema judicial y aplacar las discordias con la UE. Además, las fuerzas opositoras al PiS advierten que podría tratarse de su último intento para preservar el sistema constitucional actual, reporta AP.
Posible impacto para Ucrania y tensiones con la UE
Sin embargo, la actual cita electoral acapara la atención mediática mundial no solo porque puede darse el escenario en el que se interrumpe la presencia del PiS al frente del Gobierno, donde permanece desde 2015, sino también por las consecuencias exteriores que dejaría el resultado final especialmente en el contexto del conflicto en Ucrania y la ola de discordias que manchó las relaciones entre Varsovia y Kiev.
Tras el inicio del operativo ruso, Polonia se ha presentado como un defensor acérrimo de Ucrania con el suministro masivo de diferentes sistemas de armas y la prestación de ayuda humanitaria para los refugiados. Asimismo, se ha convertido en uno de los principales centros logísticos para la entrega de la ayuda armamentística occidental al Gobierno del presidente Vladímir Zelenski.
No obstante, las relaciones se han fracturado, entre otros factores, por el tema de los cereales ucranianos, cuyas importaciones al territorio polaco están prohibidas de forma unilateral. El Gobierno del PiS adoptó esta decisión, argumentando la defensa de los intereses de su industria agrícola, luego de que Bruselas decidiera levantar su embargo parcial sobre el suministro del grano ucraniano. Esta medida provocó el cruce de acusaciones entre Kiev y Varsovia que llegó a aseverar que no suministrará armas modernas a Ucrania.
Aparte de las tensiones con Kiev, el Gobierno actual se halla en disputa con la UE y, en particular, con Berlín, por el tema migratorio a raíz de un escándalo sobre las irregularidades en la emisión de unos 350.000 visados de trabajo para migrantes a cambio de dinero en Polonia.
¿Qué dicen las encuestas?
Aunque las últimas encuestas apuntan a que el PiS obtendría el mayor número de votos que cualquier otra fuerza, el partido gobernante tendría que tejer alianzas para poder seguir con las riendas del poder. Una de las opciones es el partido de ultraderecha Confederación, que mantiene posturas antiucranianas.
En tanto, las previsiones electorales para la Plataforma Cívica, así como para los partidos opositores Tercera Vía y Nueva Izquierda, sugiere que estas tres fuerzas podrían tener una mayoría en el Parlamento.
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