Los diputados ucranianos se alegraron y aplaudieron después de que este jueves se aprobara en primera lectura un proyecto de ley sobre la prohibición de organizaciones religiosas vinculadas a Rusia.
Se trata de un proyecto que permitirá al régimen de Vladímir Zelenski prohibir la Iglesia ortodoxa ucraniana (UPTs) canónica, perteneciente al Patriarcado de Moscú, en el territorio ucraniano.
En la votación celebrada en la Rada Suprema (el Parlamento de Ucrania), 267 diputados votaron a favor y 15 en contra.
Reacción de la UPTs
Desde la UPTs ya han reaccionado a la noticia. "La palabra 'aprobado', creo, es la menos adecuada para lo que estaba ocurriendo en la Rada. Los diputados fueron abiertamente amenazados y chantajeados", declaró el jefe del Departamento de Información de la UPTs, el metropolitano Kliment. Subrayó que esta ley "ni siquiera tiene que ver con la UPTs" y que ya se ha aprobado "todo un paquete de leyes anticristianas".
"Quiero recordar que, en medio de la guerra y de los bombardeos de las ciudades ucranianas, los diputados se dedican a la elaboración de leyes de género y a la legalización de las drogas 'médicas'", agregó.
En este sentido, el metropolitano destacó que la "euforia de los diputados" por la aprobación del proyecto de ley "no parece menos cínica que sus multimillonarias villas y bodas en el extranjero, por las que todo el pueblo ucraniano se avergüenza ante los aliados extranjeros".
Las tensiones entre las autoridades ucranianas y la UPTs duran ya muchos años, pero se agudizaron en 2019, cuando el patriarca Bartolomé de Constantinopla concedió la autocefalia a la nueva Iglesia Ortodoxa de Ucrania (PTsU, por sus siglas en ruso), promovida por el entonces presidente Piotr Poroshenko. La independencia de esta rama cismática no fue reconocida por el Patriarcado de Moscú, pero Kiev ha estado promoviéndola desde el 2018.
Desde 2022, las autoridades ucranianas iniciaron una persecución masiva contra la UPTs, con registros, tomas de iglesias y acusaciones de supuesta actividad prorrusa. Las tensiones se focalizan en el intento del Gobierno de Zelenski de desalojar a los monjes de uno de los lugares santos más importante de la religión ortodoxa, el Monasterio de las Cuevas de Kiev, para entregarlo a la cismática PTsU.