Kenneth Eugene Smith, condenado por haber asesinado por encargo a una mujer en 1988, reveló los detalles del intento fallido de su ejecución en noviembre de 2022 en el centro penitenciario William C. Holman de Atmore, en el estado de Alabama, en una entrevista a The Daily Mail, publicada este sábado.
Smith describió cómo el 17 de noviembre del año pasado, antes de su ejecución, pasó la mayor parte del día con su familia y amigos en la zona de visitas, tomó una última comida de bagre frito y gambas, y después habló con un sacerdote. Cuando los guardias vinieron a buscarlo para llevarlo a la ejecución, estaba hablando por teléfono con su esposa y esperaba la decisión sobre un recurso que sus abogados habían presentado para intentar retrasar la ejecución.
En consecuencia, diez guardias, sin esperar a que se resolviera el recurso, le engrilletaron las piernas y los brazos y lo condujeron a la sala donde se le iba a aplicar la inyección letal. Smith señaló que no tenía intención de resistirse y que ya estaba resignado a la ejecución. Sin embargo, dos minutos antes, el tribunal de apelación había acordado aplazar su condena a muerte, citando el historial de Alabama de ejecuciones fallidas por inyección letal, pero Smith no fue informado de ello y pasó dos horas "dolorosamente apretado", atado a una camilla, sin entender qué estaba pasando ni por qué su familia aún no había llegado para su ejecución.
Resultó que el retraso de dos horas se produjo porque los funcionarios estaban esperando si el Tribunal Supremo –que tiene un rango superior al de apelación– aplazaba o no la ejecución. A pesar de ello, 23 minutos antes del fallo de dicho tribunal, que sí anuló la decisión de aplazar la ejecución, un equipo de tres verdugos llegó para inyectarle a Smith una mezcla letal de clorhidrato de midazolam, bromuro de rocuronio y cloruro potásico para detener su corazón.
Según el recluso, los tres pasaron 90 minutos intentando encontrar las venas en su cuerpo para inyectarle la mezcla. Todo el tiempo estuvieron clavando agujas en el cuerpo de Smith, quien declaró que "podía sentir cómo las agujas entraban y salían y se movían bajo su piel, causándole un gran dolor". Señaló que todos los presentes en la sala no reaccionaron cuando dijo que sentía dolor. Además, mientras experimentaba fuertes dolores por las inyecciones, que comparó con ser apuñalado, el preso observaba cómo los funcionarios y el personal penitenciario presentes durante la ejecución le fotografiaban.
En un momento dado, Smith fue girado cabeza abajo y dejado en esa posición durante varios minutos en un intento de encontrar las venas de su cuello, pero después los verdugos procedieron a clavarle una aguja más grande en el pecho. El preso subrayó que su cuerpo temblaba por el dolor y que "apenas podía respirar". Al cabo de una hora y media, la ejecución se detuvo al haber expirado el plazo de ejecución, que era hasta la medianoche. Smith fue conducido de nuevo a su celda donde le habían dejado "temblando y sudando […] conmocionado, desorientado y con estrés postraumático".
A principios de este mes de noviembre, la Corte Suprema de Alabama autorizó al Gobierno ejecutar a Smith utilizando nitrógeno. Sin embargo, el recluso y sus abogados se opusieron a la decisión del tribunal, argumentando que "el estado busca convertir al Sr. Smith en un sujeto de prueba para el primer intento de ejecución mediante un protocolo no probado y publicado recientemente para ejecutar a personas condenadas mediante el novedoso método de la hipoxia de nitrógeno".