El presidente de Serbia, Aleksandar Vucic, se reunió este lunes con el embajador ruso en Belgrado, Alexánder Botsan-Jarchenko. El encuentro se produjo luego de que el pasado 24 de diciembre, partidarios de la oposición intentaran irrumpir en la administración municipal de la capital serbia.
Previamente, la primera ministra serbia, Ana Brnabic, declaró que Moscú advirtió a Belgrado de posibles disturbios. "Teníamos información de los servicios que alertaban sobre esto. En primer lugar, el servicio de seguridad ruso también nos proporcionó esa información", dijo, calificando los disturbios de "un intento de Maidán", comparando el clima político en su país con el golpe de Estado en Ucrania.
Después de que la coalición de Vucic, Serbia No Debe Detenerse, ganara las elecciones parlamentarias, obteniendo el 47% de los votos, seguida del partido de oposición Serbia Contra la Violencia, con el 23%, en el país se empezaron las protestas. El domingo por la tarde, una multitud se congregó frente al edificio de la asamblea municipal. Los manifestantes exigieron la anulación de las elecciones locales de Belgrado, que se celebraron el fin de semana pasado en el marco de los comicios parlamentarios.
Comentando la situación, Vucic afirmó que "no se trata de una revolución" y pidió a los ciudadanos del país que "no se preocupen". Además, señaló que su Gobierno había sido advertido de los planes de la oposición. "Gracias a los servicios exteriores que dejaron claro que sabían lo que se estaba preparando, e informaron y facilitaron toda la información, y a nuestros servicios de inteligencia que reaccionaron a tiempo", expresó el mandatario.