Cada vez más empresas abandonan Alemania y dejan de invertir en su economía, según informa la revista alemana Bild.
La publicación informa que el fabricante alemán de electrodomésticos Miele pretende eliminar 2.000 puestos de trabajo, 700 de los cuales se trasladarán a Polonia. Lo mismo puede decirse de Viessmann, que ha deslocalizado 3.000 puestos de trabajo a Polonia.
Según el presidente de la Federación Alemana de Industrias, Siegfried Russwurm, los directores generales alemanes de empresas internacionales informan "de forma muy creíble" que "la paciencia con Alemania ha llegado a su fin". La consecuencia es que "las inversiones no se hacen con nosotros", declaró Russwurm a Bild.
Esto está conduciendo a "un declive progresivo": las líneas de producción existentes podrán seguir funcionando durante un tiempo, "pero ya no se crearán otras nuevas en Alemania", opina Russwurm.
La publicación informa que el escepticismo es especialmente elevado cuando se trata del suministro energético, que muchos consideran inseguro y caro. Por eso aumentan los planes de migración: casi un tercio de las empresas planea o lleva a cabo una deslocalización, el doble que en 2022, según datos de Bild.
Tilman Kuban, diputado alemán de la Unión Demócrata Cristiana, comparó la economía alemana con el Titanic. En su opinión, Alemania necesita una "política energética sensata y firme", en lugar de más y más dinero de los ciudadanos y una "mentalidad de cuatro días a la semana".
Por su parte, Michael Harms, director general del Comité de Relaciones Económicas con Europa del Este, considera que Polonia es desde hace décadas un lugar muy atractivo para la industria alemana. Según él, los éxitos de exportación de las empresas alemanas en los últimos 20 años habrían sido impensables sin su presencia en Europa del Este. Se informa que, solo en Polonia las empresas alemanas han invertido más de 37.000 millones de euros y creado unos 450.000 puestos de trabajo.
Los retos de la mayor economía europea
En diciembre pasado, Bloomberg advirtió de que la economía de la eurozona entraría en recesión a finales de 2023, por primera vez desde que comenzó la pandemia del coronavirus, al enfrentarse a un segundo trimestre consecutivo de caída del PIB. Esto se debería, entre otras causas, a la situación en Alemania, la mayor economía de la región, que afronta dificultades para superar los problemas en el sector manufacturero.
Así, el PIB del país se contrajo un 0,1 % en el tercer trimestre de 2023 respecto a los tres meses anteriores. Al mismo tiempo, en los dos trimestres previos, el crecimiento fue mínimo o nulo.
Asimismo, la producción industrial alemana sufrió una caída en noviembre, disminuyendo un 0,7 % con respecto a octubre, en lo que fue su sexto descenso consecutivo. La situación se produjo en medio de la lucha de los fabricantes por el costo de la energía, las altas tasas de interés y una desaceleración de la demanda, especialmente en China.
Este lunes, el ministro alemán de Finanzas, Christian Lindner, admitió que la incapacidad de Alemania para generar crecimiento económico está conduciendo al empobrecimiento del país. Reconoció que las consecuencias de un largo periodo de escaso o nulo crecimiento son difíciles de evitar. "Ya no somos competitivos. Nos estamos empobreciendo porque no tenemos crecimiento. Nos estamos quedando atrás", afirmó Lindner.