Claudia Sheinbaum, la científica que busca continuar el legado de López Obrador

La candidata oficialista ha encabezado las encuestas a lo largo de las campañas presidenciales.

Activista universitaria. Académica. Secretaria de Medio Ambiente. Vocera de una campaña presidencial. Alcaldesa. Jefa de Gobierno de la Ciudad de México. Y la candidata favorita para ganar el próximo domingo las elecciones presidenciales de México.

Este ha sido el devenir de Claudia Sheinbaum, la abanderada de la coalición oficialista Sigamos Haciendo Historia, que integran los partidos Movimiento Regeneración Nacional (Morena), del Trabajo (PT) y Verde Ecologista de México (PVEM).

La política de 61 años, que se autodefine de izquierda, transitó la campaña sin mayores sobresaltos, ya que jamás ha dejado de encabezar con un amplio margen las encuestas y siempre contó con el respaldo incondicional del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien la considera heredera de su legado.

Su principal promesa ante la sociedad ha sido, precisamente, fortalecer la "Cuarta Transformación" o "4T", el nombre con el que López Obrador bautizó su Gobierno en aras de dotarlo de un toque épico al equipararlo con otros tres momentos trascendentales de la historia de México (la Independencia de 1810, la guerra de Reforma del siglo XIX y la Revolución de 1910).

El apoyo de López Obrador ha sido uno de los principales factores a su favor, ya que el presidente encara la recta final de su Gobierno con una popularidad del 70 %, que Sheinbaum intentó convertir en capital político propio a partir de un efecto contagio.

También se benefició de los frecuentes traspiés de su principal rival, Xóchitl Gálvez, y de la incapacidad del tercer candidato presidencial, Jorge Álvarez Máynez, para convertirse en un aspirante realmente competitivo. En la recta final de la campaña, ambos se enfrascaron en un debate por ver quién iba a quedar en segundo lugar. 

Gracias a este escenario favorable, tuvieron un mínimo impacto los escándalos que rodearon la campaña de Sheinbaum, ya fuera por denuncias de presunta corrupción y uso indebido de recursos públicos, vinculaciones nunca probadas con el narcotráfico o la incorporación de cuestionados políticos que a último momento saltaron de la oposición al oficialismo.

Pese a su permanente ventaja, la candidata nunca se confió y, a diferencia de sus rivales, recorrió todo el país, y encabezó actos masivos en los que, una y otra vez, prometió que continuará el proyecto político de López Obrador. 

Ahora, la exjefa de Gobierno de la Ciudad de México se apresta a esperar la jornada electoral con la intención de hacer historia y convertirse en la primera mujer en ganar la Presidencia de México.

Inicios

La candidata, nacida en 1962 en la Ciudad de México, sigue tradiciones familiares, tanto en lo académico como en lo político.

Su padre, el químico Carlos Sheinbaum Yoselevitz; y su madre, la bióloga Annie Pardo, participaron en el histórico movimiento estudiantil de 1968 que es recordado principalmente por la masacre de cientos de estudiantes en Tlatelolco.

Dos décadas más tarde, mientras ya estudiaba Física en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), las autoridades universitarias intentaron terminar con la gratuidad de la máxima casa de estudios, lo que derivó en una larga huelga estudiantil a la que Sheinbaum, por supuesto, se sumó.

Cientos de alumnos crearon el Consejo Estudiantil Universitario, que impidió la reforma y en el que nacieron dirigentes políticos juveniles que luego participarían en la fundación del Partido de la Revolución Democrática (PRD), construido por los legendarios líderes Cuauhtémoc Cárdenas, Ifigenia Martínez y Porfirio Muñoz Ledo, y al que también se sumó López Obrador.

Terminado el movimiento estudiantil, Sheinbaum continuó sus estudios con una maestría y un doctorado en Ingeniería. Luego se convirtió en investigadora. Parecía que su destino sería la vida académica, hasta que, en el 2000, López Obrador ganó la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México y la invitó a ser su secretaria de Medio Ambiente.

Desde entonces el ascenso político de Sheinbaum fue imparable. En 2006 ejerció como vocera de la primera y frustrada campaña presidencial de López Obrador. También ocupó un lugar central en el segundo intento que el dirigente realizó en 2012 por llegar a Palacio Nacional. Jamás lo abandonó.

Consolidación

La científica participó en la fundación de Morena y en 2015 buscó y obtuvo su primer cargo de elección popular. Asumió como alcaldesa de Tlalpan y luego se lanzó a la jefatura de Gobierno, que ganó en 2018, el mismo año en el que López Obrador logró su objetivo de convertirse en presidente.

De inmediato, su figura se posicionó como posible sucesora. Sobre todo, porque su alianza con López Obrador jamás se ha resquebrajado. Es una de las militantes más leales al mandatario.

"Las mujeres estamos preparadas para cualquier cosa y el país también", aseguró el año pasado cuando terminó con meses de especulaciones y confirmó que se postularía a la presidencia.

Para entonces, ya había ocurrido lo que se pensó que sería el principal traspiés de su carrera política. El 3 de mayo de 2021, 26 personas murieron al desplomarse el paso elevado de una estación del metro capitalino. Pero los meses pasaron y las encuestas demostraron que la tragedia no había hecho mella en la imagen pública de la gobernante.

Sheinbaum arrancó la competencia interna como líder y jamás abandonó ese puesto. Semana a semana, los sondeos confirmaban que su ascenso era inmutable.

En la recta final de la contienda en Morena, su principal rival, el excanciller Marcelo Ebrard, denunció el supuesto uso indebido de recursos públicos, manipulación de encuestas y "acarreo" de simpatizantes a los actos de Sheinbaum.

De nada le valió. Al final, tal y como se preveía, ella ganó la candidatura. Un par de meses después, llegó la reconciliación y Ebrard se sumó a la campaña oficialista.

Campaña

En enero de este año, Sheinbaum fue víctima de un inesperado "fuego amigo" cuando Sanjuana Martínez, una famosa reportera que había sido designada por López Obrador como directora de la extinta Agencia Notimex, denunció que la campaña del oficialismo supuestamente estaba financiada con sobornos.

Martínez desató así uno de los escándalos más graves en torno a Sheinbaum, al asegurar que funcionarios les habían pedido a ella y a otros trabajadores el 20% de las indemnizaciones recibidas por el cierre de Notimex para destinarlo de manera ilegal a la campaña.

El presidente, que siempre había defendido a la periodista, apoyó por completo a Sheinbaum y ambos negaron cualquier acto de corrupción. Con el paso de los días, la tormenta política amainó.

Otro capítulo que desató suspicacias fue el que vivió Sheinbaum en abril, cuando fue abordada por un grupo de encapuchados mientras realizaba una gira en Chiapas, un estado disputado por cárteles mexicanos.

"Acuérdese de la Sierra. Acuérdese de la gente pobre, doñita. Nada más eso le queremos decir. No estamos en contra del Gobierno, llévese eso en su mente, no estamos en contra de ustedes", le dijo un hombre vestido de negro mientras ella lo escuchaba al interior de su vehículo.

Más tarde, Sheinbaum calificó lo ocurrido como "algo muy extraño", aunque aclaró que no se había sentido intimidada. 

López Obrador, en tanto, consideró que posiblemente se trataba de "un montaje" de la oposición que buscaba afectar la campaña oficialista, pero el caso nunca se aclaró.