Un equipo de investigación arqueológico encontró evidencias que apuntan a que los habitantes de la actual Siria de hace 4.000 años comían de manera similar a lo que ahora llamamos una dieta mediterránea. Los científicos realizaron análisis químicos de última generación de restos vegetales, animales y humanos del antiguo yacimiento de Tell Tweini, un importante puerto en el mar Mediterráneo para el reino ugarítico. Esta dieta actualmente se promociona a nivel mundial por sus numerosos beneficios para la salud.
Poca carne
El estudio, que abarcó desde el 2600 al 333 a. C. (durante las Edades del Bronce y del Hierro), indica un consumo ocasional de carne en estas poblaciones. Los investigadores consideran que su dieta consistía principalmente en cereales integrales, frutas y verduras, incluida una gran cantidad de aceitunas y uvas.
"La dieta humana era relativamente baja en proteínas animales y parece comparable a lo que hoy se considera una dieta mediterránea típica, compuesta de pan (trigo/cebada), aceitunas, uvas, legumbres, productos lácteos y pequeñas cantidades de carne", escriben los autores del estudio en un artículo publicado recientemente en PLoS ONE.
Sin embargo, el estudio también reveló una notable diferencia de la dieta de la población de Tell Twei con respecto a la de los habitantes actuales del Mediterráneo. Al parecer, los humanos de la Edad del Bronce Medio (2000-1600 a. C.) en Tell Tweini, no parecían consumir muchos alimentos procedentes del mar (ni de otros cursos de aguas) a pesar de encontrarse a menos de dos kilómetros de la costa.
"Comprender las culturas antiguas no solo es importante para los arqueólogos, sino para cualquier persona interesada en la historia de los orígenes y el desarrollo de la humanidad", explica Simone Riehl, profesora de la Universidad de Tübingen (Alemania) a la revista en línea Inverse. "Una de las expresiones culturales más antiguas de la vida humana es la comida", afirmó.
El estudio isotópico
La determinación de la concentración de cada isótopo de carbono y nitrógeno, contenido en los diferentes alimentos encontrados en el sitio, y su aporte relativo a las muestras humanas permitió establecer la dieta de los habitantes durante ese periodo histórico. "La vieja frase 'eres lo que comes' es realmente cierta aquí", comentó el arqueólogo Benjamin Fuller de la Universidad de Lovaina a Inverse. "La técnica del análisis de la proporción de isótopos estables permite determinar directamente el tipo de grupos de alimentos que realmente se consumieron".
Una agricultura desarrollada
Los altos niveles de isótopos de carbono 13 en las semillas preservadas sugieren que los cultivos de Tell Tweini fueron bien cuidados y regados por sus habitantes. El uso de estiércol animal también explicaría los altos niveles de isótopos de nitrógeno 15 que se encuentran en las plantas. Los autores del estudio describen que, "especialmente, el trigo escanda y el trigo de trilla libre recibieron algunos aportes de estiércol a lo largo de la secuencia de ocupación, mientras que estos probablemente aumentaron aún más durante la Edad del Hierro, abarcando también los olivares y los viñedos".
"Las excavaciones en el sitio indican que la producción de aceite de oliva se convirtió en una de las principales actividades económicas de Tell Tweini y se podían encontrar instalaciones relacionadas con esta actividad en todas las casas durante la Edad del Hierro", explican Fuller y su equipo. Estos hallazgos revelan que una dieta similar a la mediterránea ha ayudado a sustentar a la humanidad durante milenios. Pero esta dieta también surgió en un ambiente fértil con un clima relativamente estable.
Beneficios para la salud de la dieta Mediterránea
Recientemente, los científicos lograron distinguir dos patrones de envejecimiento distintos asociados a la alimentación: uno de ellos mostraba un ritmo de envejecimiento cerebral acelerado, mientras que el otro era más lento de lo esperado. Las personas que contaban con un perfil nutricional rico en ácidos grasos específicos, antioxidantes y vitaminas mostraban un retraso del envejecimiento cerebral. Este patrón se asoció con una ingesta de nutrientes similar a la dieta mediterránea.
Otro estudio, que duró 25 años, y en el que participaron más de 25.000 mujeres estadounidenses, asoció una mayor adherencia a la dieta mediterránea con una reducción del 23 % en el riesgo de mortalidad femenina.