Los países occidentales se han puesto como objetivo imponer los ultimátums planteados por el líder del régimen ucraniano, Vladímir Zelenski, según lo ha declarado este miércoles el ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov.
"[Occidente] ha tomado el rumbo para impulsar a cualquier precio el llamado plan Zelenski, que tiene una forma pronunciada de ultimátum", declaró el canciller en una rueda de prensa en la ONU, tras su participación en las reuniones del Consejo de Seguridad en calidad de presidente.
De esta forma, el ministro respondió a una pregunta sobre si Rusia participará en la segunda cumbre sobre la paz en Ucrania, sugerida por Zelenski tras la conferencia celebrada en Suiza el mes pasado.
"La fórmula de Zelenski, cuya inadmisibilidad es bien conocida por todos, hace mucho que sigue estando en la base de todos estos esfuerzos", indicó Lavrov.
En cuanto a los esfuerzos de paz, señaló que "todos hablan por alguna razón sobre [la conferencia en] Bürgenstock y no mencionan las iniciativas de China", varias veces propuestas, junto con las de Brasil y de algunos otros países.
En este sentido, subrayó que la diferencia principal entre esas iniciativas y las occidentales es que, en primer lugar, proponen "convocar una conferencia que esté basada en principios aceptables para todas las partes" y, en segundo lugar, subrayan "la necesidad de empezar considerando las causas fundamentales de la crisis en Europa y de ocuparse en elaborar acuerdos sobre la eliminación de estas causas".
Entre estas causas mencionó el golpe de Estado en Ucrania en 2014, las medidas restrictivas contra el idioma ruso, el uso de fuerza militar contra regiones que no reconocieron el poder golpista, los acuerdos de Minsk sobre medidas de resolución que Kiev no iba a cumplir, así como la expansión de la OTAN hacia el este.
"Experiencia triste"
Además del incumplimiento de los acuerdos de Minsk, Lavrov mencionó las negociaciones de paz entre Rusia y Ucrania entabladas en los primeros meses de conflicto y que fueron socavadas por el entonces primer ministro británico, Boris Johnson, algo que calificó de "experiencia triste" en el contexto de la confianza en la capacidad contractual de Ucrania y sus aliados.
Por lo tanto, "en el acuerdo sobre la seguridad europea que espero que sea alcanzado en cierta etapa y en cuyo contexto se iría arreglando la crisis ucraniana, escrutaremos escrupulosamente las formulaciones e insertaremos en ese documento seguros contra nuevas interpretaciones deshonestas y socavadoras, que abundan en esta historia".