La Administración Biden y la Unión Europea "dieron su bendición" a la incursión del Ejército de Ucrania en la provincia rusa de Kursk, aunque los líderes de Kiev no hayan compartido "información específica" sobre sus planes hasta que estuvo en una etapa avanzada de implementación, indica la agencia Bloomberg con referencia a fuentes anónimas entre funcionarios occidentales.
Uno de ellos, familiarizado con la planificación, señaló, bajo condición de anonimato, que en Kiev estuvieron evaluando "varias posibilidades" para una operación bélica que causara conmoción y que el ataque transfronterizo había sido "sopesado durante un tiempo" antes de que se hiciera realidad hace una semana.
Según la fuente, los aliados de la OTAN consideran poco probable que las fuerzas ucranianas puedan retener territorio ruso, "incluso si Moscú tarda semanas en obligarlas a salir" de la región de Kursk. Además, temen que la incursión deje sin protección otros tramos vulnerables del frente, que se extiende por más de 1.000 kilómetros.
Por su parte, la portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, dijo a reporteros a bordo del avión presidencial rumbo a Nueva Orleans este martes que la Administración no había participado en la operación.
"No tuvimos nada que ver con esto", aseguró. "No tenemos implicación". Afirmó también que Washington seguirá manteniendo conversaciones con los ucranianos sobre su enfoque. "Pero realmente les corresponde a ellos hablar al respecto", puntualizó de acuerdo con Reuters.