"Revolucionario" estudio revela cómo se construyó un monumento con piedras más pesadas que las de Stonehenge
El dolmen de Menga, un monumento megalítico, fue construido hace 6.000 años en España con piedras que pesaban varias veces más que las de Stonehenge, de Reino Unido, y aplicando avanzadas técnicas de arquitectura e ingeniería, según nuevo estudio publicado en Science Advances.
Un equipo de científicos de España examinó el dolmen de Menga, el más antiguo y grande de los cuatro dólmenes que se encuentran en el Sitio de los Dólmenes de Antequera, en Andalucía, al sur de España. El monumento erigido entre los años 3800 y 3600 a. C. era utilizado como sepulcro y está construido a partir de 32 piezas que pesan desde 500 kilos hasta 36 toneladas, aunque la mayor alcanza las 150 toneladas, más que las de Stonehenge.
Los investigadores llevaban años proponiendo teorías que explicaran cómo fueron talladas y levantadas las piedras y cómo una cultura primitiva de la Edad de Piedra pudo haber forjado un monumento tan grande. Sin embargo, señalan los investigadores, "Menga nunca ha sido analizado desde una perspectiva interdisciplinaria, combinando evidencia arqueológica, sedimentológica y paleontológica" y añaden que las cuestiones relacionadas con su construcción jamás habían sido planteadas como un problema ingenieril.
"Proyecto de ingeniería"
De acuerdo con los autores del artículo, la "revolucionaria" investigación sugiere que el dolmen de Menga se construyó utilizando "conocimientos avanzados" en los campos de la geología, la física, la geometría y la astronomía, lo que representa no solo un paso adelante para la ingeniería temprana, sino también un gran paso para la ciencia humana, reflejando "la acumulación del conocimiento avanzado".
Los materiales que fueron elegidos conforme a sus características geológicas tuvieron que ser transportados desde una cantera que se encontraba a una distancia de 850 metros del lugar de construcción, por lo tanto, los trabajadores, considerando el peso de esas piedras, las escogían a conciencia. Luego, para llevarlas se montó un sistema de pistas lisas y trineos que permitía sujetar las rocas firmemente con contrapesos y rampas y colocarlas en un ligero ángulo hacia adentro mediante palancas, lo que supone el hombre de la Edad de Piedra contaba con un conocimiento temprano de la geometría.
En cuanto al proceso de construcción en sí, las piedras de los bloques verticales (ortostatos) se distribuyeron con una inclinación de entre 83 y 86 grados, apoyados unos con otros, repartiendo así el peso a soportar, lo que se considera el primer uso del arco de descarga, que mucho más tarde fue incorporado en las catedrales medievales. Además, los arqueólogos destacan que toda la estructura fue formada bajo tierra, lo que permitiía deslizar las rocas que constituían el techo por encima de la estructura sin tener que levantarlas. "Nuestros resultados muestran que Menga es un ejemplo único de genio creativo y ciencia temprada entre las sociedades neolíticas. Fue diseñado como un proyecto de ingeniería completamente original", concluyen los investigadores.