La Administración Biden pidió durante meses a Israel evitar intensificar su campaña militar en el Líbano y le advirtió sobre las consecuencias en los días previos a la "avalancha de ataques aéreos" entre ambos países, reporta Politico citando a sus fuentes, que hablaron bajo condición de anonimato.
Concretamente, Washington comunicó por varios canales de conversación bilateral que la estrategia del Gobierno de Benjamín Netanyahu empujaría a la región hacia una guerra a gran escala, confirmaron dos altos funcionarios estadounidenses y uno israelí. No obstante, Tel Aviv siguió adelante con sus planes de "escalar para desescalar", tal y como lo definió en las conversaciones la parte israelí.
Según Politico, en reuniones celebradas la semana pasada, Israel afirmó a un asesor de la Casa Blanca que el movimiento Hezbolá no había dado señales de querer entablar conversaciones diplomáticas serias, por lo que consideraba una buena idea aumentar la presión sobre el grupo. El medio no pudo conseguir una confirmación de si las explosiones de buscapersonas y 'walkie-talkies' en el Líbano, preparadas con mucha antelación, formaban parte de ese plan de una mayor presión.
Uno de los funcionarios consultados dijo compartir con sus colegas la estimación de que la situación se está volviendo cada vez más difícil, pero no imposible de corregir. Mientras, funcionarios de defensa e inteligencia expresaron a congresistas de EE.UU. su preocupación por la amplia capacidad internacional para organizar ataques de Hezbolá, que todavía no ha tomado represalias totales a los bombardeos israelíes.
La publicación de Politico coincide en el tiempo con las declaraciones sobre el conflicto hechas por el presidente Joe Biden en su discurso de ayer ante la 79.ª sesión de la Asamblea General de la ONU: "La situación se ha intensificado. Una solución aún es posible. De hecho, sigue siendo el único camino hacia una seguridad duradera y para permitir que los residentes de ambos países regresen a sus hogares".