El asesinato del cura Marcelo Pérez en Chiapas deja una estela de miedo y sed de justicia

La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, prometió que no habrá impunidad.

El asesinato del párroco Marcelo Pérez Pérez dejó una mezcla de dolor, indignación y miedo en Chiapas, ya que evidenció la creciente e imparable violencia que padece este estado del sureste mexicano, territorio en disputa de organizaciones criminales.

La familia del sacerdote de origen tzotzil, uno de los principales pueblos indígenas chiapanecos, encabezó la multitudinaria misa en la que fueron despedidos sus restos y en la que se le rindió homenaje por las causas sociales que defendió durante décadas y que lo convirtieron en un referente querido y admirado por la población.

Su padre, Miguel Pérez Sántiz; su madre, Antonia Pérez y sus ocho hermanos encabezaron el cortejo, que fue reseñado por el diario El Universal. Entre lágrimas, recibieron las condolencias de ciudadanos, en su mayoría indígenas de las comunidades más pobres que se acercaron a contarles y agradecerles los favores que les hizo el cura que el domingo por la mañana, después de oficiar una misa, fue ejecutado en San Cristóbal de las Casas, una ciudad cuyos habitantes tienen cada vez más temor de salir de sus hogares.

"Dio la vida a sus hermanos como Jesucristo. Por eso en esta santa misa ponemos la vida del padre Marcelo con Cristo Jesús, para que sea una ofrenda agradable a nuestro Padre Dios, para que traiga la paz, la justicia, que tanto necesitamos", convocó durante la misa el cardenal Felipe Arizmendi Esquivel, quien en 2002 lo ordenó como uno de los primeros sacerdotes indígenas de la diócesis de San Cristóbal de las Casas.

"La partida del padre Marcelo nos ha hecho unirnos más hoy como tantos otros días (…) el padre Marcelo sabía que estaba amenazado. Corría peligro su vida, sin embargo, no delimitó su mensaje (…) La muerte para quienes tenemos fe en Jesucristo es solo un traslado, un paso a la vida plena (…) La muerte no es el final de todo", agregó el obispo Rodrigo Aguilar Martínez.

"No queremos venganza. Queremos paz porque la paz es lo que promovía mi hermano. Toda la familia queremos paz", subrayó uno de los parientes del sacerdote, que ya se convirtió en un nuevo mártir de las luchas por los derechos humanos en México, el país en el que los asesinatos y las desapariciones no cesan y en el que la violencia es uno de los principales desafíos del nuevo Gobierno de la presidenta, Claudia Sheinbaum.

Exigencias

Después de la misa, el obispo emérito de San Cristóbal de Las Casas, Felipe Arizmendi Esquivel, realizó una conferencia de prensa en la que reconoció que la violencia va en aumento en Chiapas y en el resto del país, por lo que exigió que las autoridades "vean la forma inteligente de desarmar" a los cárteles.

"La gente no va a hacer denuncias porque se juegan la vida. Entonces, aquí lo importante es que vean con inteligencia qué hacer para desarticular, desarmar, quitar, eliminar a estos grupos. No queremos más violencia, no, pero sí que se desarme estos grupos que están causando tanto daño en todas partes", señaló, de acuerdo con el reporte de El Heraldo de Chiapas.

Al referirse a Pérez Pérez, lo recordó como "un buen sacerdote, hombre de oración y hombre de servicio al pueblo. Hombre de la palabra de Dios, fiel al magisterio de la Iglesia".

En medio de la conmoción que persiste por el asesinato, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) solicitó al Mecanismo para la Protección de Personas Defensoras y Periodistas medidas cautelares en favor de los familiares del cura, al considerar que podrían encontrarse en riesgo.

"Se hace un respetuoso llamado a las autoridades del Estado de Chiapas para que realicen una investigación propia y rigurosa que esclarezca el homicidio de Marcelo Pérez Pérez, en la que se tome en consideración su labor como defensor de derechos humanos", demandó en un comunicado.

Sheinbaum ya prometió que el crimen no quedará impune. Lo mismo aseguró el gobernador de Chiapas, Rutilio Escándón, quien condenó el asesinato y ratificó que habrá cooperación con las autoridades federales.

"Estoy seguro de que pronto vamos a tener resultados porque nadie debe quedar fuera del Estado de Derecho y de la aplicación de las normas que sancionan estas conductas repudiables (…) Le decimos al pueblo de Chiapas que este homicidio, como muchos otros, se castigarán con todo el peso de la ley", afirmó.