Un informe desclasificado del Pentágono sobre pruebas exhaustivas de combate a las que fue sometido al avión de combate F-35, el sistema de armamento más caro de EE.UU., producido por Lockheed Martin Corp., revela retrasos en su mantenimiento, armas que no disparan con precisión y preocupaciones sin resolver sobre las capacidades de ciberdefensa, informó este jueves Bloomberg.
"La fiabilidad, mantenimiento y disponibilidad generales de la flota estadounidense siguen estando por debajo de las expectativas de servicio", resumió el Director de Pruebas y Evaluación Operacional en una versión redactada del informe de febrero, que fue obtenido por el Proyecto de Supervisión Gubernamental (POGO, por sus siglas en inglés).
Según Greg Williams, director del Centro de Información de Defensa de POGO, al presidente electo Donald Trump le aguardan "dolores de cabeza" relacionados con los cazas. "La Administración Trump debería tener en cuenta que hemos estado volando el F-35 durante 18 años y aún no podemos mantenerlo, conservar su apariencia furtiva intacta ni disparar su arma con precisión", dijo.
"Hubo momentos en que los aviones planeados no estaban disponibles, porque no se habían completado las reparaciones requeridas o porque no había piezas de repuesto disponibles", contó la oficina de pruebas. En otras ocasiones, los aviones sufrieron fallos después del despegue, antes de que las pruebas planificadas pudieran siquiera comenzar.
Por deficiencias de mantenimiento y fiabilidad que, en general, afectaron la idoneidad de las aeronaves, "se desplegaron menos aviones y se realizaron menos salidas de lo planeado".