Una democracia sin sobresaltos: las claves de la próxima transición en Uruguay

El presidente electo, Yamandú Orsi, asumirá el próximo 1 de marzo.

Uruguay culminó un proceso electoral que lo ha consolidado como uno de los países con menos sobresaltos de América Latina, ya que, a diferencia de la mayor parte de la región, la alternancia de partidos en el poder no ha provocado escenarios de tensión ni polarización, ni discursos altisonantes o extremos, ni fractura social.

El domingo, el candidato opositor del izquierdista Frente Amplio, Yamandú Orsi, ganó la presidencia con el 52,07 % de los votos, frente al 47,92 % que obtuvo el abanderado del oficialista Partido Nacional, Álvaro Delgado, quien fue apoyado por el presidente Luis Lacalle Pou.

De esta forma, el Frente Amplio volverá al Gobierno que ocupó durante 15 años consecutivos, desde aquella primera e histórica victoria de 2005 que alcanzó Tabaré Vázquez. Un lustro después, le entregó la banda presidencial a su compañero de coalición, José 'Pepe' Mujica, quien, a su vez, se la devolvió en 2015.

Recién en 2020, la derecha pudo regresar al poder en manos de Lacalle Pou, un joven y carismático heredero de una estirpe política, hijo del expresidente Luis Alberto Lacalle Herrera (1990-1995).

De manera inédita en ese país, los altos niveles de popularidad de los que goza el actual mandatario en la recta final de su Gobierno, y que rondan el 50 %, no se contagiaron a su candidato. Así, continuó la saga de un Partido Nacional que no logra ser reelecto, por más buena imagen que tengan sus gobernantes.

El Gobierno de Lacalle Pou terminará el próximo 1 de marzo, en la ceremonia de asunción de Orsi. El presidente saliente tomará su curul como senador, ya que ganó una banca en las elecciones del pasado 27 de octubre y, a sus 51 años, se convertirá automáticamente en precandidato presidencial rumbo a 2029.

Su último compromiso internacional será la Cumbre del Mercado Común del Sur (Mercosur), que se realizará el 5 y 6 de diciembre. Mientras tanto, Lacalle Pou ya felicitó a Orsi y convocó al Consejo de Ministros que se reunirá el martes para iniciar el proceso de transición.

Desafíos

Orsi, en tanto, ya aseguró que va a ser el presidente del diálogo. Lo esperan múltiples desafíos, ya que a diferencia de Vázquez y de Mujica, no tendrá una mayoría parlamentaria contundente para garantizar la aprobación de sus proyectos.

Su única ventaja es en el Senado, en donde el Frente Amplio cuenta con 16 de 31 escaños, más el eventual voto de la vicepresidenta electa Carolina Cosse, pero en la Cámara de Diputados solo tiene a 48 de 99 bancas. Necesitará negociar.

El portal La Diaria descarta problemas de gobernabilidad y anticipa que las tensiones serán más bien al interior del Frente Amplio, en particular por el programa que ponga en marcha el futuro ministro de Economía, Gabriel Oddone, una figura que fue resistida desde la campaña.

En el plano internacional, los vaticinios destacan que Orsi puede transformarse en una especie de "mediador" entre los presidentes de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva; y de Argentina, Javier Milei, sobre todo en los debates al interior del Mercosur.

Aquí es donde se espera uno de los cambios más radicales en política exterior, ya que Lacalle Pou siempre apuntó a "independizarse" del bloque y promover acuerdos bilaterales por su cuenta con otros países. Orsi, en cambio, apuesta a reforzar el Mercosur.

Como ocurre en la mayoría de los países, una de las principales preocupaciones de los uruguayos pasa por la economía. En ese sentido, Orsi quiere llevar el crecimiento del 1,0 % al 2,0 %, por lo menos, además de reducir la pobreza, que hoy alcanza al 9,1 % de la población, lo que equivale a 350.000 personas.

Otras de las propuestas que el presidente electo deberá cumplir para no decepcionar a sus votantes serán: bajar la edad mínima para jubilarse a 60 años, desarticular las 50 bandas de narcotráfico, no subir impuestos y destinar el 6,0 % del Producto Interno Bruto (PIB) a educación y el 1,0 % a ciencia.