"Ayacucho ha sido el juicio final", sentenció el Libertador Simón Bolívar en una carta dirigida al general Francisco de Paula Santander, presidente de la Gran Colombia, al resumir el triunfo de las fuerzas independentistas en Perú, que selló la caída del imperio español en América, hace 200 años.
El 9 de diciembre de 1824, un Ejército de 5.780 soldados comandado por Antonio José de Sucre derrotó a más de 9.000 realistas bajo el mando del virrey de Perú, José de La Serna y del jefe del Estado Mayor, José de Canterac. Posteriormente, se firmó una capitulación que apostaba a la paz en el mismo campo donde la sangre corrió.
La batalla de Ayacucho fue el último encuentro bélico de renombre en la región. Desde 1824 la mayoría de países hispanohablantes estaba liberado del yugo español, luego de casi dos décadas de choques que en algunos casos ya habían tenido ciertos conatos revolucionarios.
Bolívar catalogó esta victoria—que se cristalizó en la Pampa de Quinua, a unos 37 km de la ciudad peruana de Ayacucho— como "la cumbre de la gloria americana y la obra del general Sucre", en una proclama firmada en Lima, el 25 de diciembre de 1824, donde les preguntaba a los soldados: "¿dónde no habéis vencido?".
La contienda definitiva
"Esta batalla fue crucial porque en América del Sur el polo realista se concentraba, en buena parte, en Perú", recuerda Rolando Rojas, historiador e investigador del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), a este medio. "Todos los grupos realistas se refugiaban en Lima y engrosaban las fuerzas contrarrevolucionarias", agrega.
Según los registros del propio Ejecutivo español, el Virreinato de Perú era uno de los más antiguos en América, al haber sido instaurado en 1542. Como tenía jurisdicción en casi toda Sudamérica, era una plaza estratégica para los bandos en disputa.
"Lo natural era que en la periferia, en los lugares donde había menos ejército realista, empezara el proceso de independencia", apunta Rojas. "Del Perú se habían dirigido expediciones para sofocar los movimientos revolucionarios en Chile, Quito, La Paz, entre otros. Dejar al Perú con un gobierno español era una amenaza para toda la región", añade.
Conocedor de esto, Bolívar, envestido con amplios poderes otorgados por el Congreso peruano, decide lanzar la ofensiva. "La de Ayacucho es la etapa final para asegurar la independencia peruana y acabar con este polo realista que amenazaba a Hispanoamérica, había que asegurar la disolución de este Ejército", insiste el experto.
El aporte peruano
Para la posteridad quedó el liderazgo de Sucre, quien terminó inmortalizado como Gran Mariscal de Ayacucho precisamente por su éxito. Aunque menor, la cohorte local contribuyó al triunfo ante unas huestes españoles que era formada también por peruanos.
"El gran aporte peruano son los grupos montoneros, la población de provincia que se fue sumando tanto a las fuerzas criollas que se crearon para promover la independencia como a las fuerzas que llegaron de Buenos Aires y de la Gran Colombia. El aporte peruano es por la población, por los pueblos", menciona Rojas.
Los montoneros, que eran como una especie de guerrilla, destacaron primero en la trascendental batalla de Junín, ocurrida apenas cuatro meses antes.
La asociación en la guerra
El llamado Ejército Unido Libertador estaba formado por grancolombianos, chilenos, argentinos y peruanos, en una hazaña que en la actualidad podría llamarse "colaboración internacional", según señala el especialista del IEP.
"Esa colaboración internacional es uno de los rasgos de la historia política de América del Sur en el siglo XIX (…) hubo actores políticos importantes que procuraron que América del Sur no se dividiera en pequeños Estados, sino que conformara una suerte de federación, de comunidad de Estados para que se relacionara con Norteamérica, con Europa, en una posición de mayor fuerza", resalta.
Doscientos años después, las naciones que convergieron en el Ejército Unido Libertador están divididas, no solo en Estados diferentes, sino a nivel de gobiernos. Sin embargo, para Rojas el triunfo en Ayacucho es un recordatorio perenne de lo que puede hacer una América cohesionada.
"Esa colaboración de la independencia nos recuerda una agenda de colaboración y de acercamiento, de integración latinoamericana que es muy necesaria para el futuro y para el camino de un desarrollo sólido", reflexiona.
La caída española
La situación de los realistas tras la Batalla de Ayacucho fue tan precaria que su regreso estuvo comprometido. Justo Cuño, profesor de Historia de América en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, explica a RT que no había embarcaciones para llevarlos de vuelta, por lo que tuvieron que irse en buques franceses e ingleses hasta Francia y entrar a España por los Pirineos.
"Lo primero que hicieron fue solicitar besar la mano del rey Fernando VII, que era el procedimiento habitual que se seguía cuando los jefes de Ejército llegaban. Pero salvo a De la Serna, el monarca se negó a recibirlos".
Este fracaso fue silenciado por la prensa ibérica, que estaba controlada por la monarquía absolutista, explica Cuño. Aunque estas informaciones las manejaban Inglaterra y Francia, en España solo corrían bulos.
Para el autor del libro 'Ayacucho La última batalla de la independencia americana', se estableció "una construcción de un mundo surrealista y paralelo" hasta que, entre mayo y junio de 1825, se difundieron "las primeras noticias veraces que reafirmaban la derrota".
¿Una herida abierta?
El historiador descarta que haya una "herida abierta", tras el fin de la ocupación en América. "España es un país desmemoriado", dice y asevera que la "estrategia ancestral y cultural consiste en enterrar la cabeza en la tierra y hacer como si nada hubiera pasado".
En cambio, la independencia americana fue percibida por la Corona como "deslealtad" y "robo" de los territorios que administraba el rey, y que eran parte de su patrimonio.
El desconocimiento de los hechos históricos se une a la negativa actual de pedir perdón por los crímenes cometidos durante la Conquista, porque los sectores derechistas y afines a la monarquía consideran que no es necesario.
"Tapar el sol con un dedito"
El académico sostiene que ese "imaginario" donde los conquistadores eran "héroes" y vencedores en Ayacucho refleja un "mundo fantástico e inútil" incontrastable con la realidad.
Sobre si el bicentenario de la Batalla de Ayacucho podría ser un punto de inflexión para una conexión de España con América, tampoco es optimista.
"Hay una desconexión absoluta entre la historia, sus luces, sus sombras y lo que la élite quiere evocar. Todo lo que huela a derrota se quiere tapar, como si nunca hubiese existido. Y esa desmemoria procede de ese ejercicio funesto, siniestro y ridículo de intentar tapar el sol con un dedito".
Ayacucho y América Unida
El historiador y viceministro de Educación Alejandro López manifiesta que España "no vuelve a recuperarse" tras la derrota y pierde su presencia institucional, política y económica en el continente, a excepción de Cuba y Puerto Rico.
"No pudiéramos decir que existe un imperio español en América después de 1824", sostiene.
En la 'Memoria' publicada por Sucre en 1825, donde hace una relación de sus operaciones militares, afirma: "El Libertador Bolívar ha sido mi antorcha". Según el también presidente del Centro de Estudios Simón Bolívar (CESB), esta frase ratifica que la Batalla de Ayacucho "corresponde a un planteamiento estratégico" de Bolívar, que busca la liberación de todo el continente, y que pone en marcha años antes.
Para el historiador venezolano, la Batalla de Ayacucho evidencia la percepción de una "América unida como el mundo nuevo" donde los combatientes de distintos continentes y grupos étnicos se encuentran para "derrotar al imperio español".
- En Perú se han realizado los Juegos Bolivarianos 2024 precisamente en Ayacucho, como parte de la conmemoración del bicentenario. Se harán eventos culturales y académicos también en Callao, Junín, Lima y Pasco.
- En Venezuela, la Asamblea Nacional aprobó la Orden Bicentenario Victoria de Ayacucho. Asimismo, la Comisión Presidencial para la Conmemoración del Bicentenario develará un monumento y habrá espacios formativos, conferencias, conciertos y el Coloquio Internacional 'Ayacucho 1824-2024: Unidad, soberanía y paz', que reunió a más de 20 ponentes de varios países.