Las amenazas militares chinas a Taiwán no tendrán efecto positivo en las relaciones entre las dos partes, declaró el miércoles el ministro del Consejo de Asuntos Continentales de la isla, Chiu Chui-cheng, citado por Reuters.
"Los comunistas chinos amenazan a Taiwán con la hegemonía militar, algo con lo que creo que nuestros ciudadanos no están de acuerdo", afirmó Chui, mientras que medios estatales del gigante asiático advirtieron de una fuerte respuesta a la reciente visita del líder de Taiwán, Lai Ching-te, a EE.UU.
"Esto solo provocará que las relaciones entre ambos lados del estrecho se alejen cada vez más, lo cual no ayudará a los vínculos en el futuro". El viaje de Lai para consolidar la amistad con otros países era algo que contaba con el apoyo público de Taiwán, agregó el funcionario.
En el mismo contexto, el Chui enfatizó que la comunidad internacional debería tomar en serio los ejercicios militares y las amenazas de Pekín. Mientras, fuentes de seguridad informaron al medio que China podría organizar nuevas maniobras alrededor de Taiwán este mismo fin de semana en respuesta al viaje.
La jornada anterior, el líder taiwanés llegó en visita oficial a las Islas Marshall. Durante su viaje, hizo una escala en el territorio estadounidense de Hawái y mantuvo una conversación telefónica con la expresidenta de la Cámara de Representantes del Congreso de EE.UU. Nancy Pelosi, algo que China condenó "enérgicamente".
Por su parte, en octubre, el portavoz de la Oficina de Asuntos de Taiwán del Consejo de Estado de China, Chen Binhua, afirmó que la raíz de los actuales problemas entre Pekín y Taipéi reside en "la obstinada insistencia" de la Administración de Lai, en la postura de 'independencia' y de la 'nueva teoría de los dos Estados'. "Esto incita a la confrontación hostil a través del estrecho [de Taiwán], causa constantemente problemas y provocaciones, exacerba deliberadamente las tensiones y conduce al conflicto militar con Taiwán", dijo.
- Taiwán se autogobierna con una administración propia desde 1949, mientras Pekín la considera como parte irrenunciable de su territorio y la mayoría de los países, incluida Rusia, reconocen a la isla como parte integral de la República Popular China.