Lavrov explica qué fuerzas interfieren en realidad en las elecciones de otros países
El ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, condenó este sábado durante una rueda de prensa en Doha los "hábitos" de Occidente de imponer una determinada vía política a otros países interfiriendo en las elecciones y echando la culpa de todo a Rusia.
Así respondió el diplomático a una pregunta sobre la petición de la UE de una investigación "urgente" sobre la presunta injerencia rusa en las elecciones de Rumanía.
"No me importa lo que están haciendo para justificar sus maquinaciones", dijo Lavrov. "He estado siguiendo esta historia [...] Al principio el Tribunal Constitucional se negó a anular los resultados de la primera vuelta, y luego al parecer se les explicó que estaba mal comportarse así", agregó.
Lavrov señaló que en la primera vuelta de las elecciones rumanas ganó Calin Georgescu, político que "no maldice" a Rusia, pero al mismo tiempo nunca la alaba. No obstante, el Tribunal Constitucional decretó el viernes la anulación de los resultados de la contienda, alegando que la campaña del candidato fue fruto de una "manipulación orquestada desde el exterior del país". Al respecto, el diplomático citó algunos ejemplos de elecciones en otros países que demuestran quién interfiere realmente en los procesos de votación.
Así, en 2004, cuando Víktor Yanukóvich ganó en la segunda vuelta en Ucrania a Víktor Yúschenko, más aceptable para Occidente, se dijo al Tribunal Constitucional del país que "exigiera una tercera vuelta", recordó el canciller ruso. "Les respondieron: 'No tenemos una tercera ronda según la Constitución', y dijeron: 'No importa'", enfatizó Lavrov.
"Flagrantes" violaciones en Moldavia y OSCE en Georgia
"Cuando en Moldavia, con flagrantes violaciones, incluida la privación del derecho de voto a medio millón de moldavos que viven en Rusia, la candidata que conviene a Occidente, Maia Sandu, apenas supera [el umbral para la reelección], nadie habla en absoluto de violaciones", continuó.
En Georgia, al contrario, 500 observadores de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) "estuvieron allí durante dos meses antes de las elecciones parlamentarias, lo miraron todo, lo examinaron todo, dijeron que no había violaciones significativas, que todo era legítimo".
"E incluso la opinión de la OSCE [...] no sirvió de nada, porque a Occidente no le gusta el actual Gobierno de Georgia", que sigue un rumbo que refleja los intereses nacionales del país, concluyó Lavrov. "Así que estoy seguro de que cualquier observador objetivo puede entender perfectamente estos juegos", precisó.