Piongyang denuncia la ambición militar de Japón tras su acuerdo misilístico con EE.UU.

Según el Ministerio de Defensa norcoreano, la coproducción del sistema de misiles aire-aire AIM-120 forma parte de una estrategia más amplia de Washington y sus "servidores" para consolidar su "hegemonía militar" en la región.

Pionyang ha lanzado una fuerte crítica al reciente acuerdo entre Estados Unidos y Japón para la coproducción de avanzados misiles aire-aire, advirtiendo que el pacto añade "un nuevo elemento de inestabilidad estratégica a la región Asia-Pacífico".

En un comunicado emitido por la agencia estatal KCNA, el subtitular general de Armamentos del Ministerio de Defensa de la República Popular Democrática de Corea (RPDC) acusó a los dos aliados de escalar las tensiones y de seguir estrategias de seguridad "orientadas a la hegemonía" que amenazan la paz regional.

El acuerdo, cerrado durante la visita a Tokio el domingo del secretario de Defensa estadounidense, Pete Hegseth, se centra en la coproducción del sistema de misiles aire-aire AIM-120, con un alcance superior a 160 kilómetros. Estos proyectiles son compatibles con los aviones de combate estadounidenses, japoneses y surcoreanos, incluidos los que participan en ejercicios conjuntos cerca de la península coreana y en los mares de la China Oriental y Meridional.

Implicaciones geopolíticas

En su declaración, el oficial norcoreano subraya que los AIM-120 no deben considerarse meramente defensivos: "Lo grave es que nunca puede aceptarse solo como la producción de armas para cazas destinadas a defender el espacio aéreo y asegurar el mando del aire. Su peligrosidad se pone aún más de relieve a la luz de las peculiaridades del entorno geopolítico y de seguridad militar del nordeste asiático".

El artículo de KCNA resalta varias preocupaciones: la transformación de la alianza entre Estados Unidos y Japón, que se vuelve "ofensiva y agresiva de la A a la Z", las capacidades específicas de los misiles AIM-120, su integración en ejercicios militares conjuntos y las implicaciones más amplias para la seguridad regional. También se critica que Washington favorezca la expansión militar nipona, incluido el suministro de misiles Tomahawk y el apoyo a la "capacidad de contraataque" de Japón.

Pionyang enmarca el acuerdo misilístico dentro de una estrategia más amplia de Estados Unidos y sus "servidores" para "mantener la hegemonía militar" y promete responder con una mayor preparación militar: "Será una tarea prioritaria de la RPDC también en el futuro hacer frente activamente al inestable entorno estratégico que Estados Unidos y sus seguidores están creando en torno a la RPDC y reforzar una disuasión poderosa capaz de hacer que los países enemigos no tengan más remedio que renunciar a su ambición política y militar."