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China vs EE.UU.: ¿aires de una nueva guerra fría?

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La nueva era de la competencia militar ente China y EE.UU. en el Pacífico puede convertirse en el concurso geopolítico definitorio del siglo XXI. Se puede tratar del comienzo de una nueva guerra fría, creen algunos expertos.
China vs EE.UU.: ¿aires de una nueva guerra fría?
Los mares de Asia se han convertido en las principales arterias de la economía global, aunque existen dos visiones muy diferentes del futuro de esta región. Desde la derrota de Japón en 1945 –y, especialmente, desde el fin de la Guerra Fría– la Armada de EE.UU. ha tratado el Pacífico casi como su lago privado, pero ahora China quiere regresar a la posición de liderazgo que ha disfrutado tantas veces en la historia de Asia, informa 'FT Magazine'.

Una 'pax americana' –un concepto de la posguerra que sugiere que el país norteamericano va a determinar el destino del mundo– se consolidó al reanudar las relaciones entre EE.UU. y China en 1972 tras la visita de Richard Nixon a Mao Zedong, cuando China aceptó implícitamente el dominio militar estadounidense en Asia.
La competencia entre China y EE.UU. en el Pacífico occidental determina el tono para una gran parte de la política global en las próximas décadas

Este entendimiento no escrito entre Pekín y Washington sobre el liderazgo de EE.UU. en Asia actualmente se está desmoronando. Ahora China quiere refundir la dinámica política y militar en la región para reflejar su propio dominio. También se preocupa por la seguridad de su comercio marítimo, especialmente en las aguas costeras que incluyen el mar Amarillo, el mar de China Oriental y el mar de China Meridional.

La base naval de la bahía de Yalong –una de las más modernas y sofisticadas que está situada en la isla china de Hainan–  es una parte de la estrategia que Pekín está empezando a poner en marcha para ejercer control sobre las aguas de los mares mencionados, empujando a la Marina de EE.UU. cada vez más lejos al Pacífico occidental. Este proceso está suponiendo un profundo desafío a EE.UU. en la región.
 
Durante los últimos 20 años, China ha acumulado una fuerza militar impresionante y su Armada –en la que el país invierte considerables sumas de dinero– ha ocupado un lugar de honor. Los estrategas estadounidenses a veces hablan de un equipo chino "anti-navy" (contra-Armada): una serie de buques de guerra, submarinos silenciosos y misiles de precisión –algunos basados en tierra, algunos en el mar– los cuales están diseñados específicamente para mantener a una armada 'enemiga' lo más lejos posible de su parte continental.



China está tratando de evitar que la Marina de EE.UU. opere en grandes áreas del Pacífico occidental. Según Dennis Blair, ex comandante del Pacífico, que fue jefe de los servicios de inteligencia de EE.UU. a principios de la Administración de Obama, China "el 90% de su tiempo se dedica a pensar en nuevas e interesantes maneras de hundir los barcos y derribar los aviones norteamericanos".

La nueva Armada de China es a la vez una expresión de poder y un medio para un fin diplomático. Al debilitar la presencia naval de EE.UU. en el Pacífico occidental, China espera que poco a poco socave las alianzas de EE.UU. con otros países asiáticos, en particular Corea del Sur, Filipinas e incluso Japón. Si la influencia de EE.UU. bajara, China estaría en condiciones de asumir tranquilamente una posición de liderazgo en Asia, dándole mucha más influencia sobre las normas y prácticas de la economía global. A través de su Marina de guerra, China espera remodelar el equilibrio de poder en Asia, y la competencia naval en el Pacífico occidental determina el tono para una gran parte de la política global en las próximas décadas.

Mientras que estas presiones se habían ido acumulado en silencio durante los últimos años, han irrumpido abiertamente en los últimos meses, especialmente con el tenso enfrentamiento entre China y Japón sobre las islas en disputa en el mar Oriental de China. Casi todos los días, los aviones chinos vuelan cerca de los territorios en disputa, lo que provocó una respuesta de los aviones japoneses, mientras que las embarcaciones chinas también patrullan cerca de las islas que son administradas por Japón. La segunda y tercera mayores economías del mundo están jugando con la mayor economía del mundo –EE.UU.–, que está comprometida por un tratado a defender a Japón.

La demanda intensificada de China sobre las islas es una parte de su impulso para un mayor control de los mares circundantes, pero también es una parte central de la creciente competencia con EE.UU.
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