Se cumplen 75 años de las 'troikas' de Stalin
Hoy se cumplen 75 años desde que Iósif Stalin ordenara crear los órganos extrajudiciales denominados 'troika' ('comisiones de tres'), que podían sentenciar sin juicio a los acusados de crímenes políticos.
En la época estalinista, en los años 1930-1950, las tristemente famosas 'troikas' realizaron crueles represiones políticas en la Unión Soviética.
Este jueves, 27 de mayo, distintos sectores de la sociedad rusa organizan actos en memoria de los que sufrieron represiones.
Muchos de los rusos conmemoran esta fecha a las víctimas de las represiones políticas con un acto conmemorativo: 'La gente contra Stalin'.
En el marco de esta conmemoración se invita a la gente a sujetar a su ropa un pedazo de tela con los nombres de las víctimas del terror político de esa época estalinista.
Según los organizadores, la meta es recordar la auténtica historia para lograr un futuro mejor.
Así, los activistas de este acto recuerdan una de las páginas más oscuras de la historia soviética que está relacionada con las represiones masivas que se llevaron a cabo en las décadas del 30, 40 y 50 del siglo pasado. Aquella herencia contradictoria en la URSS no fue una guerra, pero les costó la vida a millones de personas.
El año 1937 estuvo marcado por una ola de arrestos, y se convirtió en un símbolo de aquellas injustas detenciones. La sociedad rusa aún no es totalmente consciente del verdadero tamaño de esa tragedia. Según los datos del Centro internacional Memorial, nadie ha podido calcular todavía el número total de represaliados.
"Nuestra base de datos cuenta con los nombres de casi tres millones de personas. Esta es la información que tenemos comprobada. De hecho, esto es tan sólo una pequeña parte", digo Aliona Kozlova, gerente del archivo del centro Memorial.
Kozlova asegura que se trata de unos doce millones de personas fallecidas durante aquellos decenios terribles. La jefa del archivo se dedica a recuperar información sobre aquellas personas cuyo destino es desconocido desde hace muchos años. Confiesa que es un trabajo muy lento y meticuloso, pero necesario para que la memoria sobre el terror político empiece a fijarse en la conciencia de los ciudadanos rusos. Y no es lo único que se hace para lograr este objetivo.
La piedra ubicada en el centro de Moscú, en la plaza Lubiánskaya, que es un testigo de aquellas atrocidades ha sido convertida en un monumento a las víctimas de las represiones estalinistas.
Esta piedra fue traída al centro de la capital rusa desde las islas Soloviétskiye, situadas al norte de Rusia. Allí, en los tiempos soviéticos, se encontraba un campo de reclusión para presos políticos, famoso por su duro régimen.
Detrás de los trágicos acontecimientos está la figura del antiguo líder soviético Iósif Stalin. Hace 75 años ordenó a los servicios secretos del país que formaran las denominadas 'comisiones de tres', órganos extrajudiciales que tenían derecho a sentenciar sin causa, y los procesos judiciales eran puramente formales. Algunas familias enteras acabaron en campos de reclusión sin ningún fundamento objetivo.
Por ejemplo, Dmitri Kantáyev, miembro de una familia víctima de la represión, recuerda: "Mi experiencia personal al respecto comenzó cuando yo apenas tenía seis meses. Mi padre estuvo preso unos meses antes, luego vinieron por mi madre".
La madre de Dmitri pasó ocho años en campos de reclusión, y su padre fue fusilado en 1937. Su destino se reveló tan sólo a principios de los noventa.
Naturalmente, para familias como la de Dmitri Kantáyev, Stalin es el culpable de destruir sus vidas. Mientras que para otros es el líder nacional que llevó a la URSS a la victoria sobre la Alemania nazi. Esta enorme contradicción en la percepción pública todavía es difícil de superar.
Aliona Kozlova cree que es inmoral cualquier intento de valorar los lados positivos de la política de Stalin sin tener en cuenta el precio pagado por esos logros y victorias.
"Si le perdonamos ahora su inmoralidad, abrimos la siguiente página, acercamos la posibilidad de que así podrán actuar con nosotros, y nuestros nietos lo van a perdonar, van a justificar nuestras muertes absurdas por un futuro luminoso", aseguró la historiógrafa.
Los que han sobrevivido a aquellos tiempos de terror están convencidos de la necesidad de conservar la memoria para las siguientes generaciones. Y mientras las disputas sobre el valor político y humano de la época estalinista continúan, los antiguos campos de reclusión todavía conservan las huellas de las tragedias del pasado.