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China está dispuesta a llenar el vacío en Oriente Medio
La situación en Irak y Siria atrae cada vez más la atención de China, que busca aumentar su influencia en el mundo árabe. Pekín busca hacer frente a la intención de EE.UU. de formar un 'eje proestadounidense' en Asia.
El foco principal de la política exterior de China para el futuro próximo estará en sus relaciones con los países árabes, según sugiere el investigador del Centro de Estudios internacionales y Estratégicos de la Universidad de Pekín Minghao Zhao.
Durante la sexta conferencia ministerial del Foro de Cooperación entre China y los países Árabes, celebrada en Pekín, el mandatario chino, Xi Jinping, convocó a sus homólogos árabes a subir el nivel de las relaciones estratégicas con China mediante una profundización de la cooperación bilateral en áreas que van desde las finanzas y la energía, a la tecnología espacial.
Zhao afirma que esto se relaciona con una meta más amplia del gigante asiático, que surge en parte como respuesta al 'giro' de Estados Unidos en dirección a Asia. Se trata de reequilibrar sus prioridades estratégicas con un desplazamiento hacia el oeste, especialmente hacia el mundo árabe.
Durante los últimos 10 años, las relaciones económicas entre China y los países árabes se han fortalecido rápidamente. El comercio creció de 25.500 millones en 2004 a 238.900 millones en 2013, convirtiendo a China en el segundo mayor socio de los países árabes. Se pretende que en los próximos 10 años, el volumen de intercambio comercial chino-árabe llegará a 600.000 millones de dólares.
Bajo el liderazgo de Xi Jinping, China está tratando de reconstruir sus relaciones con los países árabes, de acuerdo con la nueva estrategia denominada la 'marcha hacia el Oeste'. El componente más notable de esta estrategia es la creación de la zona económica la nueva 'Ruta de la Seda', en la que planea integrar el centro, este, sur y oeste de Asia a través de diversas medidas de cooperación.
No es sorprendente que el factor energético sea básico en la formación de las relaciones económicas con el mundo árabe. De 2004 a 2013 el volumen de las importaciones de petróleo árabe en China creció en un promedio del 12% y alcanzó los 133 millones de toneladas por año. La 'Marcha al Oeste' le permite a China lograr su principal objetivo, que es quitarle peso a las intenciones de EE.UU. de apoderarse de los recursos energéticos de Oriente Medio.
Durante la sexta conferencia ministerial del Foro de Cooperación entre China y los países Árabes, celebrada en Pekín, el mandatario chino, Xi Jinping, convocó a sus homólogos árabes a subir el nivel de las relaciones estratégicas con China mediante una profundización de la cooperación bilateral en áreas que van desde las finanzas y la energía, a la tecnología espacial.
Zhao afirma que esto se relaciona con una meta más amplia del gigante asiático, que surge en parte como respuesta al 'giro' de Estados Unidos en dirección a Asia. Se trata de reequilibrar sus prioridades estratégicas con un desplazamiento hacia el oeste, especialmente hacia el mundo árabe.
Durante los últimos 10 años, las relaciones económicas entre China y los países árabes se han fortalecido rápidamente. El comercio creció de 25.500 millones en 2004 a 238.900 millones en 2013, convirtiendo a China en el segundo mayor socio de los países árabes. Se pretende que en los próximos 10 años, el volumen de intercambio comercial chino-árabe llegará a 600.000 millones de dólares.
Bajo el liderazgo de Xi Jinping, China está tratando de reconstruir sus relaciones con los países árabes, de acuerdo con la nueva estrategia denominada la 'marcha hacia el Oeste'. El componente más notable de esta estrategia es la creación de la zona económica la nueva 'Ruta de la Seda', en la que planea integrar el centro, este, sur y oeste de Asia a través de diversas medidas de cooperación.
No es sorprendente que el factor energético sea básico en la formación de las relaciones económicas con el mundo árabe. De 2004 a 2013 el volumen de las importaciones de petróleo árabe en China creció en un promedio del 12% y alcanzó los 133 millones de toneladas por año. La 'Marcha al Oeste' le permite a China lograr su principal objetivo, que es quitarle peso a las intenciones de EE.UU. de apoderarse de los recursos energéticos de Oriente Medio.
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