Se cumplen 60 años de la Guerra de Corea
Este año se cumple el 60 aniversario desde el inicio de la Guerra de Corea. Para muchos, este fue uno de los conflictos bélicos en el que más cerca estuvieron de enfrentarse Estados Unidos y la Unión Soviética.
Con una ceremonia solemne, los altos jefes militares de Corea del Sur y de Estados Unidos honraron la memoria de los soldados, tanto coreanos como extranjeros, que perecieron durante aquella guerra. Cientos de veteranos de todo el mundo se desplazaron a Seúl para las conmemoraciones.
La situación entre las dos Coreas se agudizó de nuevo en marzo pasado cuando un barco surcoreano fue hundido por un torpedo. Una comisión internacional atribuyó el ataque a Pyongyang.
La división en Corea del Norte y Corea del Sur se produjo en 1945, tras la derrota de Japón, que había ocupado el país durante la Segunda Guerra Mundial. Más tarde, la URSS y EE. UU. firmaron un convenio sobre la administración conjunta del país. La línea de división de la influencia soviética y estadounidense pasó por el paralelo 38.
Los intentos de las autoridades de cada una de las dos Coreas de propagar su influencia sobre la otra mitad del país provocaron un conflicto bélico. El 25 de junio de 1950, las tropas norcoreanas comenzaban el ataque en varios puntos a lo largo del paralelo 38 contra las posiciones de defensa de Corea del Sur. Las acciones de combate en la dividida península de Corea comenzaban y la embajada estadounidense en ese país alertaba de un ataque inminente.
Georgy Toloraya, director de programas de Corea de la Academia de Ciencias Rusa, cuenta que en aquel entonces, cuando el presidente de los Estados Unidos anunció que Corea no formaba parte de los intereses de su país y ordenó el retiro de las tropas, fue cuando Corea del Norte aprovechó el momento y comenzó a luchar por la unificación. Sin embargo, cuando eso sucedió, Estados Unidos consideró esta acción como un desafío del comunismo mundial a la democracia y por eso decidieron involucrarse.
La Guerra Fría ya había hecho la horrible tarea de dividir el mundo en dos partes: el capitalista y el comunista. Así, Corea se transformó en un oscuro escenario donde las unidades militares de la comunista Corea del Norte, liderada por Kim Il Sung y apoyada por China y la Unión Soviética, se vieron las caras con una gran fuerza militar compuesta por tropas de 17 países que conformaban la denominada Coalición de la ONU, encabezada por Estados Unidos. El resultado fue catastrófico.
Tomando en cuenta que en aquel momento la población entera de la península coreana era de 20 millones de habitantes, las pérdidas por la guerra fueron de una cuarta parte del total.
Los combatientes de esta guerra en su mayoría ya murieron. Los que están vivos hoy son los que en ese entonces eran pilotos jóvenes. Durante mucho tiempo tuvieron prohibido hablar de esta guerra porque era información secreta. Pero hoy la historia sale a la luz gracias a los relatos de sus propios protagonistas, después de años y años de guardar secreto.
Lev Ivanov, ex piloto de guerra, revisa entre sus archivos una realidad que vivió de cerca y que, a pesar de su avanzada edad, recuerda con claridad.
"Estábamos muy orgullosos de participar en esto, estábamos en el centro mismo de los acontecimientos, volando en un intervalo de 12.000 metros de altura. Sabíamos que teníamos una guerra contra los estadounidenses. Ellos atacaban a la gente en las calles sin ninguna misericordia. Tras ver eso nos enfadamos mucho con ellos", recuerda Ivanov.
Hoy, la población coreana en el norte de la península vive bajo un sistema que mantiene a muchos en una posición cómoda, pero que a muchos otros les parece absolutamente indeseable. De hecho, la suerte que viven quienes decidieron emigrar no ha sido nada fácil.
Aunque no haya un conflicto evidente, la población de Corea del Norte, que sigue estrictamente la ideología de juche, una versión norcoreana del marxismo desarrollada por Kim Il Sung, no está acostumbrada a vivir según las leyes del mercado capitalista y de la democracia. De hecho, el 80% de las personas que pasan la frontera hacia Corea del Sur no ha podido adaptarse. Les cuesta encontrar trabajo, programar su vida, etc. Además, se sienten rechazados por la sociedad surcoreana que les trata como marginados.
A 60 años de este cruento acontecimiento, hoy, de una u otra forma, las rencillas continúan vivas, al igual que los esfuerzos que despliega la comunidad internacional para no volver a tropezar con la misma piedra.