Los 'ecos' de la Segunda Guerra Mundial aún se perciben en el Mar Báltico
La 'herencia' depositada en las aguas del Mar Báltico (noroeste de Rusia) por la Segunda Guerra Mundial todavía hoy día amenaza a la seguridad de marineros y pescadores. Se trata de buques con municiones de guerra hundidos en ese lugar hace mucho tiempo.
Los armamentos hundidos se destruyen y se oxidan, convirtiéndose de este modo en una amenaza ecológica. Pero no es el único peligro. Por esta zona que hace 65 años fue escenario de intensos combates cada día pasan muchos yates y pesqueros. Nadie puede estar seguro de que junto con el lenguado o el bacalao alguno de ellos no pesque una granada que estalle al secarse en la cubierta.
De modo que en esa zona nunca les falta trabajo a los socorristas. Uno de sus recientes hallazgos sorprende por su proximidad a la costa. Una barcaza de la época de la Segunda Guerra Mundial se encuentra hundida a menos de dos kilómetros de la playa urbana de la ciudad de Baltiysk, a unos 15 metros de profundidad. Según las estimaciones del Ministerio de Emergencias ruso, allí se encuentran cerca de 10.000 proyectiles que tienen que ser extraídos del fondo marítimo.
Naturalmente, los especialistas conocen bien el lugar donde permanecen los artefactos peligrosos. Para ello realizan múltiples trabajos preliminares. Primero recavar información sobre los objetos hundidos, que se busca en archivos históricos, tanto soviéticos como alemanes. Luego el fondo del mar se estudia con equipamiento submarino y se realizan buceos con cámaras que graban imágenes de lo que hay allí, bajo el agua. Todo eso se estudia una vez más para verificar de qué objeto se trata, y solamente después los buzos se sumergen en las profundidades para extraer los artefactos a la superficie.
“El trabajo que estamos haciendo aquí es muy difícil. Sinceramente, es para más de un año”, diceEduard Noguínov, especialista del Ministerio de Emergencias. “En el fondo hay un montón de proyectiles. Y además están en muy buenas condiciones, es decir, todavía pueden ser utilizados para el combate”, señala.
La tarea se complica muchas veces por las condiciones meteorológicas, la intensidad del oleaje y el alcance visual en el fondo cenagoso. Pero los socorristas dicen que su trabajo no es solamente peligroso y complicado, sino también muy interesante. Están orgullosos con la colección de objetos históricos extraídos del mar y hasta se proponen crear su propio museo de la Segunda Guerra Mundial compuesto por estos hallazgos.